Imagina que tienes un pequeño tigre. Es un animal pequeño, un cachorro, pero aún así tiene garras y dientecitos. A veces te mira con una expresión hambrienta. Te da la impresión de que, si quisiera, podría comerte. Atemorizado ante esa idea, le das un trozo de carne. El pequeño tigre lo devora y te deja en paz, al menos durante un tiempo. Por desgracia, cada vez que vuelve a tener hambre se acerca a ti y vuelve a mirarte, asustándote. Y cada vez que lo hace tú le echas algo de carne para que se aleje. Pero ¿qué ocurre a medida que pasa el tiempo? La carne que le das al pequeño tigre hace que te deje en paz, pero también lo alimenta y lo hace crecer. Con cada filete que le das, el tigre se hace un poco más grande. Después de un tiempo, y sin saber muy bien cómo, te encuentras con un enorme tigre, feroz y muy fuerte que realmente podría comerte si quisiera. Tus intentos de controlar a aquel pequeño tigre lo han convertido en un animal enorme y peligroso.
Hay muchos pequeños tigres en nuestra vida: la ansiedad, el miedo, la angustia, la preocupación… Cuanto más nos esforzamos en luchar contra ellos y mantenerlos bajo control, más crecerán. Pero si logramos aceptarlos, vivir con ellos e ignorarlos, seguramente nos dejarán en paz.
¿Cual es vuestro tigre? no lo alimentéis o será más grande que vosotros.
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