lunes, 4 de abril de 2016


¿Como me comunico con mi pareja?


¿Qué es la asertividad?

Es la habilidad que nos permite expresar sentimientos, opiniones y pensamientos en el momento adecuado, de una forma adecuada y teniendo en cuenta los derechos de los otros, de manera que podamos interaccionar de forma directa y honesta con la otra persona
Según Lazarus, “la esencia de la conducta asertiva puede ser reducida a cuatro patrones específicos: la capacidad de decir “no”, la capacidad de pedir favores y hacer requerimientos, la capacidad de expresar sentimientos positivos y negativos, y la capacidad de iniciar, continuar y terminar conversaciones”.

Cuáles son los principales patrones de conducta

Existen tres patrones de conducta principales en las relaciones de pareja que hacen que no nos comportemos siempre igual:
1.- Asertiva o socialmente hábil. Es aquella que implica firmeza para expresar sus derechos, pensamientos, sentimientos y creencias de una forma directa, honesta y sin violar los derechos del otro así como tampoco castigar o amenazar a este último. Indica respeto hacia uno mismo al expresar las necesidades propias y defender los derechos propios y, de la misma manera, respeto por la otra persona, al tener en cuenta sus necesidades y derechos.
Esta conducta implica diálogo pero no por ello están exentos los conflictos. No obstante, se trata de potenciar las consecuencias positivas y disminuir las negativas del mismo.
2.- Conducta pasiva. No ser capaz de expresar sentimientos, pensamientos y opiniones de una forma abierta, y, cuando se hace, es de una manera derrotista, con falta de confianza en sí mismo, disculpándose y sin respeto hacia sus propias necesidades. Este tipo de conducta es la que busca apaciguar las cosas y, por tanto, evitar el conflicto pero ello puede producir, indirectamente, una falta de comunicación ya que la persona pasiva se suele sentir fácilmente incomprendida, manipulada y no tomada en cuenta con lo cual acaba sintiéndose molesta e irritable hacia la otra persona e, incluso, podría acabar estallando si se forzase la situación debido a que existe un límite en su tolerancia a la frustración.
3.- Conducta agresiva. Defensa de sus derechos y expresión de los pensamientos, sentimientos y opiniones de una manera inapropiada e impositiva y que vulnera los derechos de los otros. Puede expresarse mediante agresión verbal directa que incluye ofensas, insultos, amenazas y comentarios humillantes.  La agresión verbal indirecta incluye comentarios sarcásticos y rencorosos y murmuraciones. Todo ello provoca que las víctimas de las personas agresivas acaban sintiendo resentimiento y evitándolas.
El objetivo de la agresión es la dominación de los otros y, por ello, se aseguran la victoria mediante la humillación ya que los otros se debilitan y son menos capaces de expresar sus sentimientos, pensamientos y opiniones.
Las  consecuencias, a largo plazo, de este tipo de conducta son siempre negativas.
4.- Conducta agresivo-pasiva En el caso de Xènia y Marc, al iniciarse una discusión, ambos mantenían el tono de voz dentro de unos límites pero, progresivamente ambos la alzaban, lo cual era interpretado por el otro como una agresión. Así se entraba en un bucle de difícil salida el cual sólo producía un clima conflictivo en la pareja, lleno de falta de entendimiento y de resentimiento.

¿Se pueden cambiar los patrones de conducta? 

Los patrones de conducta agresiva y agresiva-pasiva y, en menor proporción, la pasiva, nos afectan en nuestra vida cotidiana. Si una persona vive en un hogar en que hay algún tipo de violencia dicha persona aprende el rol de víctima, que es repetido constantemente. El rol se repetirá con futuras relaciones o con otras relaciones del entorno.
Sin embargo, esto es la teoría porque, “en la práctica” lo más importante es que dichos patrones de conducta se pueden modificar. Si eres agresivo, puedes aprender a ser asertivo. Pero, ¿cómo?
  1. Pregúntate: ¿qué es lo que se repite, de forma constante en tu vida? ¿siempre me deja a mí la pareja? ¿tengo siempre discusiones por las mismas cosas?
  2.  Mira lo que pasa en las cuatro áreas básicas: salud, trabajo, amor y dinero ¿Cómo son tus relaciones? ¿tienes suficiente dinero para llegar a final de mes? ¿tienes alguna enfermedad? ¿crees que los demás siempre te atacan? ¿siempre tienes conflictos con las otras personas?
Tomar conciencia de lo que pasa en tu vida te hace darte cuenta de si aquello que has ido aprendiendo se ha convertido en tu patrón de conducta. El conflicto, por ejemplo, es un signo inequívoco de que estás reproduciendo un patrón de conducta agresivo o agresivo-pasivo.

Cómo se puede mejorar la relación de pareja

Cuando partimos de un patrón de conducta agresivo o agresivo- pasivo, ante todo, debemos poseer las herramientas suficientes para cambiar estos patrones. Sin embargo, debes saber que una conducta es aprendida y, por ello, tenemos la capacidad de aprender otras conductas mejores que las sustituyan para, de esta manera, conseguir una relación de pareja con una mayor satisfacción conyugal.
De cualquier forma, es importante que al aprender nuevas conductas o mejores conductas, lo hagamos para resolver la crisis. O, lo que es lo mismo, para variar el rumbo de la relación hacia un polo más positivo o gratificante.
Para ello, debemos estar dispuestos a aprender:
  1. Ante todo, al iniciarse el conflicto, que al menos uno de vosotros sea capaz de pararse y reconocer la necesidad de buscar ayuda profesional. Y que el otro sea capaz de entender esa necesidad.
  2. Identificar los  factores estresantes productores de los conflictos.
  3. Llegar a acuerdos para cambiar el rumbo de la relación hacia el polo más positivo y gratificante.
  4. Organizar y repartir las tareas de forma igualitaria.
  5. Tener cuidado con el manejo de las finanzas.
  6. Desarrollar y mantener una buena comunicación.
  7. Expresar afecto con el cual se puede hacer frente a los conflictos.
  8. Evitar que las discusiones entren en el plano sexual ya que pueden perjudicar la comunicación y la confianza en la pareja.
  9. Evitar la rutina que es, en muchos casos, destructiva.
  10. Construir la relación sobre un modelo más funcional que les permita crecer como personas, pareja e incluso como familia.
“La diferencia básica entre ser asertivo y ser agresivo es lo que nuestras palabras y comportamiento afecta a los derechos y el bienestar de los demás.” (Sharon Anthony Bower).

Maria Dolores Mas
La ira en la pareja:


Una de las emociones más complejas y displacenteras es la ira. Produce sentimientos que van desde la simple irritación hasta la hostilidad pasando por el enfado, la rabia y la furia.Todos ellos son el componente cognitivo de la ira que va acompañada de una escala fisiológica producida por un aumento en la activación del sistema nervioso central, aumento de la tensión muscular y de la respuesta motora, lo cual implica expresiones faciales y conductas agresivas.
La ira, como emoción, aparece sobre todo en situaciones interpersonales que son evaluadas por el individuo como una violación injustificada de su terreno, de manera que su afrontamiento ante dicha situación es el ataque frontal.

La ira y su efecto en las relaciones

La ira es una emoción muy destructiva para una relación. Cuando convivimos con alguien, nuestras personalidades, prioridades, expectativas, intereses y formas de hacer las cosas pueden chocar. Cuando se pasa mucho tiempo con la pareja, uno mismo acaba siendo hipercrítico con el otro, echándole la culpa de cualquier minucia (si vuelve a haber pelos en el baño, si no ha bajado la tapa del inodoro, si no ha recogido su ropa, si no ayuda en casa,…), lo cual genera un intenso mal genio que puede pasar rápidamente a convertirse en rabia.
Si la pareja no hace un esfuerzo por vencer dicha rabia, tan sólo en cuanto despunte, se convertirá en ira y acabará por poner en peligro la integridad de la propia pareja. Aunque la pareja se reconozca enamorada, lo que no puede ocurrir es que se enfaden día sí y día también ya que ello acabará erosionando la relación, disminuyendo el enamoramiento y espaciando los momentos felices que antes vivían.
Así, una pareja que era plástica, en el sentido de que tenía capacidad de recuperación tras cada discusión, llegará el momento en que ya no será plástica puesto que no habrá tiempo de recuperación posible, dado que ya estará empezando la siguiente discusión o pelea.
Aunque dicen que el amor todo lo puede, lo cierto es que la capacidad de sostenimiento de una pareja, siendo estas las condiciones, es escasa. La gestión adecuada de la ira es fundamental en cualquier tipo de relación interpersonal para mejorar la convivencia y el bienestar.

Paciencia y aceptación

Si conseguimos ser más pacientes y comprender que nuestra pareja no pretende hacernos ningún daño, será mucho más fácil gestionar toda la ira que sus conductas nos puedan producir.
Por otra parte, debemos pensar que, cuando sentimos rabia o ira contra alguien próximo, de alguna manera le estamos convirtiendo en  el “enemigo” a batir y, por tanto, estamos viviendo una realidad equivocada llena de “enemigos imaginarios”. Ello ocurre en numerosas ocasiones porque queremos cambiar a nuestra pareja, hacerla a nuestro gusto, a nuestra forma de ser. No la estamos aceptando tal y como es.
Esta debería ser nuestra primera meta: aprender a que cada uno es cada cual  y que, de la misma manera que queremos ser tolerados en nuestras debilidades, debemos aprender a tolerar al otro. Si no nos gusta que nos juzguen, debemos empezar por la persona que tenemos más cerca.
La única forma que tenemos para dejar de culpar al otro de todo lo malo que ocurre en nuestra relación y darnos cuenta de que si la relación no funciona, quizás un poco es culpa de cada uno ¿no crees? En lugar de reaccionar con rabia, el otro miembro de la pareja se sentirá motivado, valorado, se relajará y se despertaran los sentimientos positivos como la tolerancia, la paciencia, la generosidad… Valores y sensaciones que llevarán a que la calidad de la relación de pareja sea mejor.

Personalidades y maneras de reaccionar ante una discusión de pareja

1.- Si en una pareja, uno de los dos es ansioso, posesivo, inseguro o celoso,  ante una discusión de pareja puede volverse agresivo o entrar en sintomatología depresiva ante una discusión de pareja.
2.- Hay personas que necesitan que su pareja les muestre afecto constantemente pero, debido a su elevada inseguridad y su baja autoestima, nunca será suficiente. Por ello, se acaban convirtiendo en personas obsesivas, tozudas y con una muy baja tolerancia a la frustración. La mayoría son dependientes emocionales con lo cual no soportan que su pareja decida romper la relación.
3.-Las personalidades evasivas se caracterizan por no demostrar sus sentimientos debido a diversas causas: miedo, deseo de controlar al otro, no poder asumir lo que comporta un compromiso con otra persona. No quieren demostrar esos sentimientos y, cuando lo hacen, es de forma abusiva poniendo sus necesidades por encima de las de su pareja.
Son el tipo de personalidades que discuten con mayor facilidad aunque fingen que no han hecho nada sino que la “culpa” es del otro. Nunca reconocen un error, son bastante manipuladores y su propio ego no soporta tener que admitir una discusión.
4.- Para las personalidades seguras, una pelea con la pareja les podría afectar. Saben pedir perdón si han hecho algo incorrecto durante la discusión  ya que ello les genera paz interior. Les cuesta mantener una relación con una persona ansiosa o evasiva porque no están dispuestos a estar con una pareja que intente “robarle” esta paz. Su autoestima es alta y estable y, si algo les incomoda, lo dicen de inmediato. Se expresan de una manera firme pero nunca agresiva ya que su meta es expresar claramente sus preocupaciones y necesidades pero sin dañar al otro.

Decálogo para manejar las emociones negativas en una discusión de pareja

discusion pareja psicologoNunca insultes ni humilles a la pareja.
Nunca compares a tu pareja con otra persona o con una antigua relación porque ello produce mayores desavenencias.
No montes escándalos en la calle o en una reunión social. Si tu pareja pierde los papeles, coméntale que no estás dispuesto a entrar en actitudes irrespetuosas.
Si tu pareja ha cometido un error, no imitarlo por venganza.
Si crees que tu pareja te ha ofendido porque se ha vuelto intolerante, agresivo, o insoportable en el trato, díselo de una forma lo más clara posible. Quizás adquiera una actitud defensiva, chillona, te acuse y te culpe de todos lo males de la relación. En este caso, debes mantenerte firme, calmado y decirle que no vas a hablar con alguien que no sabe dialogar, usar técnicas asertivas…
Lo ideal es dejar la conversación en este punto: salir a dar un paseo por separado y, a la vuelta, si tu pareja esta más tranquila, reemprender la charla por el punto en dónde se había dejado siempre y cuando quede claro que no vas a permitir más faltas de respeto ni humillaciones.
No consumas alcohol o cualquier otra sustancia de abuso. Aquello de que “el alcohol mata las penas” es rotundamente falso y lo único que conseguirás es que empeore la situación con tu pareja.
Si tu pareja te llama al móvil o te escribe un what’s app o un mail en los que te insulta o humilla, no contestes. Todo lo que respondas a través de ese medio será malinterpretado por una pareja dispuesta. Evita discutir por este medio.
No descuides tu vida escolar, universitaria o laboral, tus metas y tus proyectos por una pelea de pareja.
Amar es un aprendizaje que requiere de voluntad por los dos miembros de la pareja. Toda relación de pareja es una relación afectiva que debe ayudaros a ambos a ser más seguros, comunicativos y capacitados emocionalmente.
Si te das cuenta que cometes errores y que estos se repiten con una mayor frecuencia de la deseable, produciendo una actitud incorrecta en la pareja, una agresividad que no puedes controlar, busca ayuda profesional.

Pautas para cambiar la ira

Recuerda que la ira incontrolable es una conducta que aprendemos y, para una mejor relación de pareja, la debemos cambiar. Aquí dejamos unos consejos.
1. Calma. Puedes contar hasta diez, salir de la habitación, ir a dar un paseo o cualquier tarea distractora que te permita restaurar tu estado de calma.
2. Respira profunda y rítmicamente mientras relajas tus músculos, visualizando una escena placentera.
3. Actitud positiva. Repite frases positivas dichas a ti mismo o mantras como: “mantén la calma,” “estoy enfadado pero lo puedo controlar,” o “no debo dejar que esto me moleste.”
4. Haz ejercicio. Caminar, ir en bicicleta, salir a correr, jugar al baloncesto o al fútbol permite liberar la rabia contenida.
5. Buen humor. Úsalo para aliviar la tensión. Imagínate a ti mismo y a la persona con la que estás molesto en una situación graciosa.
6. Toma nota de tus actitudes. Identifica las situaciones que producen tu ira y registra tus reacciones.
7. Exprésate. Habla con una persona cerca, incluso con  terapeuta para reducir tu frustración.
8. Perdona. No es realista esperar que todos se comporten de la manera que tu deseas. Si algo te parece ofensivo o provocador, aprende a perdonar.
Manifestar la ira de una manera explosiva es un extremo del espectro. Esta reacción, igual que culpar a otros, será contraproducente si se quiere encontrar una solución a cualquier problema. Ante todo, busca ayuda profesional.
La autora de este artículo
María Dolors Mas