viernes, 28 de junio de 2013

¿Sabes que es el autoconcepto?

¿Qué es el autoconcepto y cómo se forma?

 
El autoconcepto es básicamente la imagen que tenemos de nosotros mismos. Esta imagen se forma a partir de un buen número de variables, pero es particularmente influenciado por nuestras interacciones con las personas importantes en nuestras vidas. Incluye la percepción de nuestras capacidades y nuestra propia singularidad, y a medida que envejecemos estas auto-percepciones se vuelven mucho más organizadas, detalladas y específicas.
Componentes del autoconcepto
Al igual que ocurre con otros muchos términos en psicología, diferentes acercamientos teóricos han propuesto diferentes formas de definir y pensar sobre el autoconcepto.
De acuerdo con una teoría conocida como la teoría de la identidad social, el autoconcepto se compone de dos partes fundamentales: la identidad personal y la identidad social. Nuestra identidad personal incluye cosas tales como los rasgos de personalidad y otras características que hacen a cada persona única. La identidad social incluye los grupos a los que pertenecemos dentro de la comunidad, la religión, la universidad o la propia familia.
Para el Psicólogo humanista Carl Rogers el concepto de sí mismo se compone de tres factores diferenciados:
  1. La imagen de ti mismo, o cómo te ves. Es importante darse cuenta de que la auto-imagen no coincide necesariamente con la realidad. La gente puede tener una auto-imagen inflada y creer que son mejores las cosas de lo que realmente son. Por el contrario, las personas también son propensas a tener auto-imagen negativa y percibir o exagerar los defectos o debilidades.
  2. La autoestima, o cuánto te valoras. Una serie de factores puede afectar a la autoestima, incluso cómo nos comparamos con los demás y cómo responden los demás ante nosotros. Cuando la gente responde positivamente a nuestra conducta, somos más propensos a desarrollar una autoestima positiva.
  3. El Yo ideal, o cómo te gustaría ser. En muchos casos, la forma en que nos vemos y cómo nos gustaría vernos a nosotros mismos no coincide.
Congruencia e Incongruencia
Como se mencionó anteriormente, los auto-conceptos no siempre están perfectamente alineados con la realidad. Según Carl Rogers, el grado en que el autoconcepto de la persona coincide con la realidad determina el grado de congruencia o incongruencia.
Rogers cree que la incongruencia tiene sus primeras raíces en la infancia. Cuando los padres ponen condiciones al afecto que ofrecen a sus hijos (sólo expresan su amor si los niños “lo ganan” a través de ciertos comportamientos, o satisfacen las expectativas de los padres), los niños empiezan a distorsionar los recuerdos de experiencias en los que se han sentido indignos del  amor de sus padres.
Por contra, el amor incondicional, ayuda a fomentar la congruencia. Los niños que experimentan este tipo de amor no sienten ninguna necesidad de falsear continuamente sus recuerdos para creer que otras personas los aceptan como realmente son.
Fuente:  - About.com Guide

jueves, 27 de junio de 2013

Cuanto cuesta olvidar a un gran amor!!

¿Se llega a olvidar a un gran amor?

¿Se llega a olvidar a un gran amor?
Algunas personas cuando se van a dormir convierten su cama en una especie de “máquina de tiempo”, viajando al pasado y rememorando a su antiguo amor. ¿Cuántas noches de insomnio hemos pasado pensando en nuestra antigua pareja? Seguro que más de una, a pesar de que se trata de un viaje en el tiempo en el que nada ocurre y lo único que conseguimos es empacharnos de pasado.
En algunas ocasiones son recuerdos tan vívidos que parece como si el pasado volviese a surgir ¿Qué ocurre si esa relación ya no existe desde hace mucho tiempo? ¿No la has olvidado? No te sientas un bicho raro, la ciencia ha demostrado que cuando una relación es muy intensa queda grabada en el cerebro de forma muy especial. Pero, nos preguntamos ¿realmente se llegan a borrar los recuerdos de esos amores?

Lo cierto es que es un tema complejo al que si tuviéramos que dar una respuesta rápida sería; no. No se pueden borrar, o por lo menos no de forma sencilla. Lo que sí se pueden es aceptar esos recuerdos y entrenarse para vivir en el presente. Por lo tanto aquí no es cuestión de borrar o no, sino más bien de conseguir pasar página sabiendo que nuestro recuerdos funcionan a través de un circuito neurológico que fija con mayor intensidad los recuerdos que fueron incorporados en un fuerte contexto emocional, de ahí la gran dificultad que tienen las personas de olvidar un gran amor, puesto que a mayor intensidad emocional mejor recuerdo tendremos de ese amor.
Bechara, neurobiólogo especializado en las funciones cerebrales que intervienen en la toma de decisiones, nos aclara que el conflicto cerebral se debe a que por un lado se reconoce que existe una ruptura, pero por otro lado un parte del cerebro sigue enviando imágenes y reacciones corporales que se encuentra ancladas en el pasado. Esa parte del cerebro se llama amígdala y fija con más intensidad algunas situaciones vividas con la antigua pareja en las que hubo un componente emocional fuerte. Lo que ocurre  es que aún transcurriendo tiempo, y siempre que se vuelvan a dar esos estímulos, la amígdala responderá con descargas emocionales involuntarias que nos recuerdan a nuestra antigua pareja.
¿Ocurre siempre así? No, por supuesto que no, cuando la relación es pasajera, no acaece todo esto. Cuanta mayor información se grabó de ese afecto, tanto en cantidad o calidad, mayor efecto tendrá en la amígdala y  por lo tanto más reacciones podrá enviar esta al resto del sistema nervioso.  Por ello, cuando ves a tu ex pareja, aparecen los recuerdos. Para Antonio Damasio, uno de los grandes neurólogos de nuestro tiempo, existen ciertas respuestas químicas que se traducen en emociones que podrían perdurar prácticamente inalterables toda la vida y que se producirían cuando vemos a la persona que generó esos sentimientos.
¿Entonces, de donde sale la frase “con el tiempo todo se olvida”?, ¿no tiene base científica? Sí la tiene, con el paso del tiempo hay una saturación de las emociones negativas y de las situaciones críticas y se produce una disminución de los neurotransmisores, por eso los recuerdos sobre alguien pierden peso.
Del mismo modo podemos señalar, que algunos avances científicos parecen apuntar a que seremos capaces de borrar recuerdos. Casi a la par, en 2010 científicos de la Escuela de Medicina de la Universidad Johns Hopkins (EE UU) descubrieron que eliminando proteínas de cierta zona del cerebro favorecen la desaparición de recuerdos negativos.
En cualquier caso y dado lo que ya sabemos sobre la dificultad de olvidar literalmente un gran amor, es  la aceptación de la realidad, el saber pasar página y la apuesta firme y decidida por vivir día a día cada día.

EL HUMOR Y EL AMOR
 La risa compartida crea en la pareja un maravilloso sentimiento de unión y complicidad.

   Si cuando estamos de buen humor hacemos un ejercicio de memoria y recordamos situaciones que en el pasado nos resultaron problemáticas, veremos que, con el tiempo, la mayoría no tenía tanta importancia y que hoy incluso nos hacen reír. ¿Por qué no sacar provecho a esto para hacernos la vida más agradable y utilizar el sentido del humor, en lugar del mal genio, para resolver problemas de pareja? UNA PAREJA QUE SE RIE JUNTA ES FELIZ “Ernesto y yo estábamos gritándonos –cuenta Leonor de 34 años–. La discusión había empezado por no sé qué tontería, pero iba a más. Yo estaba tan enfadada que me subí a la cama para poder chillarle de igual a igual –él es mucho más alto que yo– y, de pronto, nos dimos cuenta de lo ridícula que era la situación, empezamos a reírnos (primero sin querer hacerlo y luego a carcajadas), y ya no pudimos seguir discutiendo”. Aunque actualmente la sociedad valora más la seriedad –como sinónimo de responsabilidad – que el buen humor, es fundamental que el hombre y la mujer no pierdan nunca la capacidad de reírse juntos, ya que esto crea una gran complicidad entre ellos. Y ser cómplices es el mejor nexo de unión de la pareja y un mecanismo fantástico de comunicación. De hecho, si nos remontamos en el tiempo y tratamos de recordar ese momento en el que fuimos conscientes por primera vez de que el otro era alguien especial, es muy posible que este instante esté unido a una sonrisa de complicidad compartida. En general, las parejas descubren enseguida si pueden reírse de las mismas cosas y es raro que una relación se llegue a consolidar cuando ambos no están en la misma onda.
Pero entonces, ¿qué sucede después para que poco a poco la pareja se deteriore y los momentos íntimos y divertidos dejen paso, cada vez con más frecuencia, a las discusiones y a las broncas? La pérdida del sentido del humor en la pareja es un síntoma claro de que algo anda mal, de que la comunicación se está deteriorando porque no somos capaces de expresar realmente lo que sentimos o porque, en lugar de escuchar lo que dice el otro, tendemos a hacer lo que se conoce como “adivinación de pensamiento”, es decir, contestar a lo que se cree que quiere decir y no a lo que realmente está diciendo. UN GUIÑO OPORTUNO PUEDE EVITAR TENSIONES Imaginemos una escena que, por desgracia, a la mayoría nos resulta muy familiar. Uno de los dos llega a casa cansado después de todo un día de trabajo y pregunta: ¿Qué vamos a cenar?”. El otro, que no ha tenido tiempo de comprar nada y también está cansado, malinterpreta la pregunta como un ataque y responde defendiéndose: “Si fuera por lo que tú te ocupas, no cenaríamos nunca”. Ahora ya los dos se sienten atacados...
“Si tú no te empeñaras en controlarlo todo...”, exclama, con evidente sorna, el hambriento. Y se inicia una discusión que puede continuar sacando todos los trapos sucios del pasado. Por ejemplo, no es raro que aparezca alguna alusión a las respectivas familias políticas o al –de repente – funesto día en que uno conoció al otro. Sin embargo, la misma situación podría resolverse mucho más fácil y agradablemente si uno de los dos fuera capaz de demorar la respuesta unos segundos, respirar profundamente y sustituir las ganas de asesinar al otro por una tierna o, incluso, sugerente broma. Así, a la pregunta de “¿qué vamos a cenar?”, se puede responder con un guiño y una sonrisa franca: “Como no tuve tiempo de comprar nada, podemos comernos el uno al otro, encargar una pizza o hacer primero lo uno y luego lo otro”. El humor puede salvar muchas situaciones. Le quita seriedad al asunto y hace que nos demos cuenta de que, la mayoría de las veces, las cosas son mucho menos importantes de lo que parecen y, además, si se tratan con tranquilidad, relajación y risas, se van a solucionar antes. Sin embargo, es muy importante utilizarlo adecuadamente, evitar el sarcasmo y la ironía y respetar esos terrenos del otro –que todos conocemos– con los que no se puede bromear. Evidentemente todos tenemos unos límites que no se deben transgredir, porque a partir de ahí las bromas duelen. Pero si la pareja tiene un buen grado de empatía, es decir, si ambos son capaces de ponerse en el lugar del otro, saber cómo se siente y respetarle, es muy fácil no pasarlos. Claro que nada de esto se puede hacer cuando nos sentimos mal. Para poder bromear de forma sana tenemos que empezar por reírnos de nosotros mismos, asumiendo que no somos perfectos y que, como el resto de la humanidad, tenemos muchísimos errores. TERAPIA QUE ALARGA Y ENDULZA LA VIDA Dice un proverbio chino que para estar sano hay que reír, al menos, 30 veces al día. Y es que está demostrado que la risa y el buen humor son la mejor medicina contra el estrés, la tensión y los problemas. Hay que tener en cuenta que, al mismo tiempo que se ríe, es imposible enfadarse, odiar y hasta pensar. La risa hace que el cerebro empiece a liberar endorfinas y este proceso resulta incompatible con la producción de adrenalina que provocan los enfados. La risa es además un antídoto contra el dolor físico y psicológico. Oxigena el organismo, activa la circulación, refuerza el sistema inmunológico y proporciona sensación de bienestar. Si cuando más enfadados estamos pudiéramos detenernos, contar hasta diez y pensar en algo que nos hiciera sonreír, estaríamos poniendo en marcha un benéfico círculo vicioso:
Al reír obligamos al cerebro a fabricar endorfinas (llamadas “hormonas de la felicidad”) que nos hacen sentir de buen humor, y así es más fácil reír, y reír mejora el ánimo... En este proceso se basa la “risoterapia”, que consiste en provocar la risa sana, la carcajada, que pone en movimiento 400 músculos del cuerpo, quema calorías y nos deja hasta “cosquillitas”, sin emplear drogas ni fármacos. Se trata únicamente de reír escuchando carcajadas grabadas o recordando episodios divertidos de nuestra vida. El resultado es una gran medicina preventiva sin efectos secundarios. “TRUCOS” PARA MEJORAR EL ESTADO DE ANIMO De acuerdo, la risa y el sentido del humor son el mejor remedio contra el estrés y las tensiones, pero, ¿qué podemos hacer cuando estamos verdaderamente rabiosos y enfadados?. Llegar a dominarse requiere un tiempo de aprendizaje.Ante todo, hay que intentar ser consciente de lo absurdo que resulta discutir acaloradamente por tonterías como la pasta de dientes o una mancha en el mantel. Sobre todo, porque estas broncas enmascaran siempre otros problemas que rara vez se abordan. Si lo que nos molesta es que el otro no colabore con las tareas domésticas, debemos decirlo en un momento en que estemos tranquilos, expresando claramente nuestros sentimientos. Un buen truco que ayuda a ver las cosas de otra manera es imaginarnos a nosotros mismos y a nuestra pareja como dos actores que discuten en una película y observar, como espectador, lo que ocurre. Si somos capaces de distanciarnos, nos daremos cuenta de lo ridículo que resulta. También ayuda recordar los momentos divertidos que hemos pasado juntos riéndonos por cualquier cosa. Y, sobre todo, recuperar ritos y costumbres típicos del inicio de la relación que a todos nos ponen de buen humor: sorprender al otro, tener pequeños detalles con él, dejarle notitas cariñosas, reunirnos con amigos cercanos y divertidos, salir solos, y permitirnos el lujo de jugar a hacernos cosquillas u organizar una guerra de almohadas sin pensar que por ello dejamos de ser padres maduros y responsables.
-La importancia del sueño y la salud.
 
"Desde hace un tiempo tengo fallos de memoria, no consigo recordar mis recados y tareas diarias, tengo distracciones cuando conduzco, tardo en conciliar el sueño y además, me despierto cada mañana antes de que mi despertador suene”.
¿Le resulta conocida está situación? ¿Es así su vida diaria?
Si la respuesta es afirmativa podemos estar ante un caso de estrés.
Nuestro día  a día es duro, realizamos actividades continuamente, nuestra vida laboral, reuniones, viajes, informes,  requiere una dedicación plena; nuestra vida familiar, niños, eventos familiares, relaciones sociales, necesita de nuestra atención continua; y a l final del día nuestro cuerpo y nuestra mente necesitan un descanso. Ese es el sueño. Unas horas donde recargar pilas, un período de recuperación necesario para poder superar el desgaste y los estados de ansiedad de cada día.
Nuestra mente es un embalse que tiene que abrir las compuertas para soltar todo el agua recogida durante el día y  dejar el espacio al agua que llegará de las montañas del día siguiente. Pero ¿y si ese vaciado no se produce? Seguimos acumulando agua hasta llegar un momento en que se desborda porque ya nuestra mente no da más de sí. Sin dormir y descansar adecudamente, no podemos seguir adelante y caemos en una situación de estrés y ansiedad.
Estudios recientes indican que las personas insomnes producen más hormonas del estrés que las que duermen bien. Esto les provoca un estado de sobreexcitación que les dificulta relajarse y conciliar el sueño. La incapacidad de dormir causa más ansiedad, lo que puede tener consecuencias devastadoras.
Según se ha descubierto recientemente las personas que duermen menos de siete horas diarias tienen riesgo de perder la memoria.
“La relación entre el sueño y la salud, y entre dormir mal y la enfermedad, cada día es más clara”, dice el doctor Lawrence Epstein, de la Facultad de Medicina de la Universidad Harvard.
Dormir bien ayuda a prevenir enfermedades. “Cuando no dormimos lo necesario, nuestro cuerpo produce más hormonas del estrés y combate menos la inflamación, lo que a su vez afecta la función inmunitaria”, señala la doctora Phyllis Zee, subdirectora del Centro del Sueño y Biología Circadiana de la Universidad Northwestern, en Chicago.
El sueño tiene un poder mágico sobre nuestra salud. Gracias a él podemos tener  una vida más larga y saludable, mejor aspecto, estar más alegres y relajados, mejorar nuestra  actividad cerebral  e incluso reducir nuestro peso.

miércoles, 19 de junio de 2013

-El arte de escuchar.


-El arte de escuchar:
¿Sabes escuchar?¿qué te cuesta más? saber escuchar es un arte y el respeto y la dedicación absoluta hacia el otro. Es importante que aprendáis a escuchar es una destreza que hay que desarrollar.

“Así como hay un arte de bien hablar, existe un arte de bien escuchar”.
Epicteto

10 consejos para saber escuchar: Imagina que estás contando a un amigo algo que te ocurrió, mientras avanzas en el relato notas como la vista se le va a hacia el horizonte, dedica una mirada furtiva a su movil, luego empieza a arreglarse una uña…. Está claro, no te está escuchando. ¿Te ha ocurrido alguna vez? Muchas personas confunden escuchar con esperar su turno para hablar, en estos casos, la conversación se convierte en un cruce de monólogos sin utilidad alguna. Vamos a identificar los elementos que, con mayor frecuencia, dificultan la escucha y la comunicación efectiva. Seis obstáculos que impiden la escucha activa - Escucha selectiva: en cuanto alguien descubre que su interlocutor tiene opiniones diferentes a las suyas o intereses no afines, desconecta. Cualquier señal basta para descalificar el discurso del otro: diferencias culturales, políticas, otros puntos de vista… - El adivino: el oyente predice lo que el hablante va a decir, lo interrumpe constantemente con sus conclusiones o para exponerle sus puntos de vista, porque, en el fondo, considera que no va a escuchar nada nuevo. - En Babia: el que escucha mira atentamente al que habla, pero su mente está muy muy lejos…. en el país de Babia concretamente. - El intermitente: cuando detecta que la exposición de su interlocutor no es tan interesante como esperaba, desconecta y escucha solo a ratos, intentando seguir el hilo argumental. - El inconstante: plantea preguntas a su interlocutor para animarlo a hablar, pero en cuanto empieza, lo corta para iniciar su propia disertación. Escuchar bien es difícil, requiere un gran esfuerzo consciente y es un acto de generosidad, aunque tiene muchos beneficios, uno de ellos, que nos escuchen a nosotros. Sigue leyendo y te diré como mejorar tu nivel de escucha. ¿Qué hacer para escuchar mas activamente? 1.- Muéstrate abierto al diálogo Una actitud abierta y el dejar a un lado tus intereses por un rato harán que tu interlocutor se sienta invitado a conectar contigo. 2.- No te distraigas. No permitas que tu mente vague de un tema a otro. Concéntrate en la conversación y mantén contacto visual permanente con quien está hablando. 3.- Vacíate de prejuicios y creencias. Recuerda que todo el mundo tiene derecho a comunicarse y a expresar sus puntos de vista. Evita juzgar a los demás. Mantente atento al contenido y evita utilizar palabras que puedan molestar. 4.- Practica la escucha emocional. Escucha y mira directamente a tu interlocutor, fíjate en las emociones que acompañan a las palabras. ¿Sonríe?, ¿cómo es su respiración?, ¿y su tono de voz? 5.- Da feedback. Asiente de vez en cuando y parafrasea. Repetir alguna parte de la exposición, como pie para que la persona se apoye en ella y profundice. También es útil realizar pequeños resúmenes para asegurarnos de que estamos entendiendo bien, nuestro interlocutor lo percibirá como una muestra de interés. 6.- Atención al lenguaje no verbal. En ocasiones lo que tu interlocutor no dice resulta más importante que lo que sí expresa. Mantente atento a sus silencios, cambios de entonación, expresión facial, postura corporal… ¿contradicen su discurso? La comunicación no verbal se realiza de forma inconsciente, si no está sintonizada con la verbal, pregúntate qué está pasando. 7.- Evita interrumpir. Es muy frustrante para alguien que está expresando algo importante verse interrumpido constante por una persona que termina sus frases, cambia de tema, o emite opiniones precipitadamente. Un buen oyente debe ser paciente. 8.- No des consejos. Ni minimices lo que te están contado o respondas con frases hechas. Simplemente escucha, averigua la intención con la que tu interlocutor te ha contado algo y pregúntale en qué puedes ayudarlo. Tal vez necesite que simplemente lo escuches, o le gustaría tener tu opinión, o recibir alguna sugerencia. Te lo dirá. 9.- Valora a tu interlocutor. Con simplemente escuchar harás que tu interlocutor se sienta valorado y mejore su autoestima, a cambio está depositando en ti su confianza y, si tienes paciencia, es posible que aprendas algo o escuches alguna anécdota divertida o útil. 10.- Concentración relajada. Si quieres ser un buen oyente y un buen conversador, olvídate de ti mismo y céntrate en tu interlocutor. Cede el protagonismo del momento a la persona que has decido escuchar y permítete fluir con la conversación. ¿Con qué te identificas? Recuerda que eres dueño de tu vida. Convierte tu libertad en valor. Isabel Gómez López

miércoles, 12 de junio de 2013

Sé tu mismo te doy claves ,

Ser uno mismo: 4 claves para la autenticidad


Antonio Badillo.  Ser uno mismo. Se ha convertido en una frase hecha que forma parte del lenguaje habitual y todo un clásico de la literatura de autoayuda. Tiene un sentido positivo cuando se expresa con intención de animar a alguien a que tome sus propias decisiones, pero también en ocasiones expresa importantes prejuicios. Y es que a menudo quien lo expresa sostiene una actitud de no tener nada que aprender de nadie, que todo lo necesario para desarrollarse lo lleva ya consigo y también como excusa para hacer lo que le viene en gana a cada momento sin tener en cuenta las consecuencias que su conducta tenga sobre los demás. Es fácil adivinar la autosuficiencia y la prepotencia que emanan de estas actitudes más frecuentes de lo deseable en la sociedad egocéntrica y narcisista en que vivimos. El verdadero sentido de la frase viene a ser otro muy distinto; ser uno mismo es un proceso complejo que puede y debe, durar toda una vida, puesto que llegar a ser uno mismo es llegar a conocerse y ésta es una tarea que nunca se concluye del todo. Es necesario conocer qué queremos ser y después ser fieles a ello, en un itinerario personal que lleva consigo un descubrimiento incesante y una corrección perpetua.  Algunos procesos a tener en cuenta en el camino para llegar a ser uno mismo son: 
Aprender. La vida es un continuo proceso de aprendizaje; muchos de estos aprendizajes son gozosos y otros dolorosos. El dar con la clave motivadora para “aprender a aprender” es de vital importancia para vivir la vida con todas las posibilidades de plenitud de lo humano y no pasar por ella sólo sobreviviendo. Los aprendizajes que generalmente nos enseñan a ser nosotros mismos los recibimos de otras personas y acontecen muchas veces en nuestras vidas sin que los busquemos, siempre que estemos con los oídos abiertos a lo que la vida quiera decirnos. 
Desaprender. Vivimos en una época de cambios vertiginosos, tanto en lo tecnológico como en lo social.  Aprender no consiste sólo en adquirir nuevos conocimientos, sino también en saber deshacerse de los antiguos aprendizajes que ya no se adecuan a la nueva visión de la realidad. Pero en muchas ocasiones experimentamos una dificultad para deshacernos de nuestras creencias, cuando hacerlo supone asumir riesgos existenciales o bien distanciarse de figuras de apego poderosas en nuestro universo afectivo. También resulta difícil reconocer en nosotros mismos pensamientos que no son genuinamente nuestros, sino que han sido creadas por ese Otro impersonal (el grupo, la sociedad) y que mantenemos por una cuestión de seguridad. Desaprender es de vital importancia para poder ser de verdad nosotros mismos, lo que supone una cuestión de libertad afectiva, sustituir el apoyo ambiental por un auténtico autoapoyo. Será la libertad afectiva y el contacto con nuestra propia experiencia, las que decidirán la calidad de nuestros desaprendizajes. Es urgente la tarea de deshacernos de aquello que no dé la talla de nuestra estatura personal si queremos ser de verdad nosotros mismos.
Decidir. Decidir es vivir, y cada vez que tomamos una decisión tomamos la decisión más importante, la de optar por la vida. Muchas veces pensamos que decidir es simplemente hacer una comparación entre las ventajas y alternativas de diferentes opciones, sin tener en cuenta los miedos y las impresiones que anidan dentro de cada persona y que a veces se confunden con los ideales. Para tomar decisiones es necesario tener la actitud de optar por la felicidad y la vida como principios y esto que parece fácil no lo es al menos en lo relativo a las vivencias interiores, donde muchas veces nos regodeamos con los que nos culpabiliza, nos disminuye o nos condena.
El sentido de la vida. Supone desarrollar actitudes básicas en favor de la vida, que pasen por elegir la felicidad para mí mismo y para los demás, huyendo de las imágenes empobrecedoras de lo humano que nos ofrece la sociedad de hoy con fines manipuladores, que hunden la autoestima, llenan de culpabilidad e inducen a vivir la vida con negatividad. En un tiempo en que presumimos de tener la autenticidad como uno de nuestros valores supremos, sería bueno que nos atreviéramos a vivir la vida de verdad pensando por nosotros mismos, haciéndonos preguntas abiertas ante lo que nos sucede y dándonos permiso para experimentar, en diálogo continuo con la realidad y su horizonte provocativo.

lunes, 10 de junio de 2013

¿Qué es ser pobre para tí? Un cuento

¿Qué significa ser pobre?

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Un padre económicamente acomodado, queriendo que su hijo supiera lo que es ser pobre, lo llevó para que pasara un par de días en el monte con una familia campesina. Pasaron tres días y dos noches en su vivienda del campo.
En el automóvil, regresando a la ciudad, el padre preguntó a su hijo:
- ¿Qué te pareció la experiencia?..
- Buena - contestó el hijo con la mirada puesta a la distancia.
- Y... ¿qué aprendiste? - insistió el padre...
El hijo contestó:
1.- Que nosotros tenemos un perro y ellos tienen cuatro.
2.- Nosotros tenemos una piscina con agua estancada que llega a la mitad del jardín... y ellos tienen un río sin fin, de agua cristalina, donde hay pececitos.
3.- Que nosotros importamos linternas del Oriente para alumbrar nuestro jardín...mientras que ellos se alumbran con las estrellas, la luna y velas sobre la mesa.
4.- Nuestro patio llega hasta la cerca y el de ellos llega al horizonte.
5.- Que nosotros compramos nuestra comida...ellos, siembran y cosechan la de ellos.
6.- Nosotros oímos discos... Ellos escuchan una perpetua sinfonía de golondrinas, pericos, ranas, sapos, chicharras y otros animalitos....todo esto a veces dominado por el sonoro canto de un vecino que trabaja su monte.
7.- Nosotros cocinamos en estufa eléctrica... Ellos, todo lo que comen tiene ese sabor del fogón de leña.
8.- Para protegernos nosotros vivimos rodeados por un muro, con alarmas.... Ellos viven con sus puertas abiertas, protegidos por la amistad de sus vecinos.
9.- Nosotros vivimos conectados al teléfono móvil, al ordenador, al televisor... Ellos, en cambio, están "conectados" a la vida, al cielo, al sol, al agua, al verde del monte, a los animales, a sus siembras, a su familia.
El padre quedó impactado por la profundidad de su hijo...y entonces el hijo terminó:
- ¡Gracias papá, por haberme enseñado lo pobres que somos!
Cada día somo más pobres de espíritu y de aprecio por la naturaleza que son las grandes obras del universo. Nos preocupamos por TENER, TENER, TENER y nos olvidamos del SER, SER, SER....

¿Qué es ser pobre para ti?¿que te falta? ¿Aprecias lo que tienes y todo lo que te da la vida? No perdáis el norte. Podéis dejad vuestros comentarios o darle al Facebook para hacer difusión,Gracias.