sábado, 26 de julio de 2014

 
¿Cómo ser asertivo? 10 Pautas.
 
Ya he explicado lo que es la asertividad, ahora te doy 10 pautas para empezar a serlo.
 
La asertividad suele definirse como la capacidad de expresar las opiniones, los sentimientos, las actitudes y los deseos, y reclamar los propios derechos, en el momento adecuado, sin ansiedad excesiva, y de una manera que no afecte a los derechos de los demás.
La sabiduría popular dice que las personas asertivas salen adelante. Dicen lo que piensan, solicitan los recursos que necesitan, manifiestan sus deseos y sentimientos, y no aceptan un no por respuesta.  Pero si no eres una persona asertiva no debes preocuparte, se puede llegar a ser asertivo, pedir lo que necesitas y conseguir lo que quieres, sin dejar de ser uno mismo:
1. Comienza con algo pequeño. Si la idea de ser asertivo te hace sentir especialmente mal o inseguro, comienza con situaciones de bajo riesgo. Por ejemplo, si pides una hamburguesa, y el camarero te trae un salmón a la plancha, hazle ver su error y envíalo de vuelta. Si sales de compras  con tu pareja y estás tratando de decidir sobre un lugar para comer, manifiesta tu opinión a la hora de elegir a donde ir.
Una vez que te sientas cómodo en estas situaciones de bajo riesgo, comienza subiendo la dificultad poco a poco.
2. Empieza diciendo no. En el camino para ser más asertivo, el NO es tu mejor compañero. Debes decir no más a menudo. Es posible ser firme y decidido con el NO sin dejar de ser considerado. Al principio, decir que no puede hacer que te sientas ansioso, pero con el tiempo llegarás a sentirte bien y bastante liberado.
 
Es probable que algunas personas se sientan decepcionadas ante esta nueva situación. Pero recuerda que mientras expreses tus necesidades de una manera considerada, no eres en absoluto responsable de su reacción.
3. Sé simple y directo. Cuando te estás  afirmando a ti mismo, menos es más. Haz tus peticiones de manera sencilla y directa. No hay necesidad de dar explicaciones elaboradas (véase más adelante). Es suficiente con decir cortésmente lo que piensas, sientes o deseas.
4. Utiliza el “yo”. Al hacer una petición o expresar desaprobación usa el “yo”. Hazlo siempre en primera persona. En lugar de decir: “Eres muy desconsiderado. No tienes ni idea de lo duro que ha sido el día de hoy. ¿Por qué me pides que haga todas estas tareas?”, debes decir “Estoy agotado hoy. Veo que quieres que haga todas estas cosas, pero no voy a poder hacerlas hasta mañana”.
5. No te disculpes por expresar una necesidad o deseo. Al menos que estés pidiendo algo que sea manifiestamente irrazonable, no hay razón para sentirse culpable o avergonzado por expresar una necesidad o deseo. Así que deja de pedir disculpas cuando pides algo. Sólo pídelo educadamente y espera a ver cómo la otra persona responde.
6. Utiliza el lenguaje corporal y el tono de voz. Debes parecer seguro al hacer una solicitud o indicar una preferencia. Ponerse de pie, inclinarse un poco, sonreír o mantener una expresión facial neutra, mirar a la persona a los ojos, son acciones que denotan seguridad. También debes asegurarte de hablar con claridad y en voz lo suficientemente alta.
7. No tienes que justificar o explicar tu opinión. Cuando tomas una decisión o das una opinión con la que otros no están de acuerdo, un modo en el que van a tratar de ejercer control sobre ti será exigiendo que des una justificación de tu elección, opinión o comportamiento. Si no puedes encontrar una razón suficiente, suponen que debes estar de acuerdo con lo que quieren.
Las personas no asertivas, con su necesidad de agradar, se sienten obligadas a dar una explicación o una justificación para cada elección que hacen, incluso si la otra persona no se la pidió. Quieren asegurarse de que todo el mundo está de acuerdo con sus opciones, y de este modo lo que están haciendo es pedir permiso para vivir sus propias vidas.
8. Sé persistente. A veces te enfrentas a situaciones en las que inicialmente no encuentras respuesta a tus solicitudes. No te limites a decirte a ti mismo: “Al menos lo intenté “. A menudo para ser tratado con justicia tienes que ser persistente. Por ejemplo, si te cancelaron un vuelo, sigue preguntando acerca de otras opciones, como ser transferido a otra línea aérea, para poder llegar a tu destino a tiempo.
9. Mantén la calma. Si alguien está en desacuerdo o desaprueba tu elección, opinión o solicitud, no debes enojarte o ponerte a la defensiva. Es mejor buscar una respuesta constructiva o decidir evitar a esta persona en futuras situaciones.
10. Elije tus batallas. Un error común que cometemos en el camino para ser más asertivo es tratar de ser firme todo el tiempo. La asertividad es situacional y contextual. Puede haber casos en los que ser asertivo no te llevará a ninguna parte y tomar una postura más agresiva o pasiva es la mejor opción.
A veces, sin duda es necesario ocultar los sentimientos. Sin embargo, aprender a expresar tus opiniones, y lo más importante, a respetar la validez de esas opiniones y deseos, te convertirá en una persona con mayor confianza. El resultado de una acción asertiva puede llevarte a conseguir exactamente lo que quieres, o quizás un compromiso, o tal vez un rechazo, pero independientemente del resultado, dará lugar a que te sientas más cerca de controlar tu propia vida.
José Manuel Garrido.
 ¿CÓMO SER UNOS BUENOS PADRES?
Ser hijo de unos buenos padres es una bendición y una gran ventaja.

No me refiero a tener unos padres perfectos, sino unos padres que, dentro de sus limitaciones, se ponen de acuerdo y ponen manos a la obra para dar lo mejor de sí mismos a sus hijos. Ser esposos y padres es una vocación de servicio insustituible.

Además de la buena voluntad, los padres de hoy han de coordinar lo mejor posible el amor a sus hijos con los conocimientos actuales de la educación. No basta repetir el modelo de nuestros padres, siempre respetable. La ciencia y el arte de educar hoy tiene aspectos nuevos a tener en cuenta. Los padres actuales, si quieren ser buenos educadores, han de prepararse.

En principio, si preguntamos a los padres de hoy qué quieren para sus hijos, a la hora de ponerse a educar, nos vendrían a decir poco más o menos:
"Queremos que nuestros hijos crezcan y se desarrollen sanos en todos los aspectos, que aprendan a respetar a los demás y sean felices".

¿Pero cómo conseguir este ideal? Partimos de que educar es una ciencia y un arte nada fácil y requiere buena dosis de paciencia acumulada.

Como punto de partida, hemos de crear el ambiente apropiado para que pueda darse el desarrollo gradual e integral en nuestros hijos: La buena educación se realiza allí donde se consigue crear un clima de amor y seguridad, que posibilite crecer y robustecer la personalidad del niño o de la niña. De ahí, que un pequeño, si pudiera, diría desde la cuna a sus progenitores: "Necesito más que os queráis vosotros, que no que me queráis a mí". Cuando falta el amor conyugal, no puede suplirse con mimos y regalos del padre o de la madre.

Dos esposos que se aman, vertiendo su amor y su calor sobre el pequeño, le están haciendo sentir: "Soy valioso para los míos", "es hermoso vivir en familia".

El amor en la educación ha de ser guiado y acompañado por el conocimiento de los principios educativos hoy, como hemos apuntado anteriormente. Sólo así, los padres sabrán armonizar la firmeza y las exigencias con el afecto y la comprensión. Por un lado no caerán en la tentación de evitar en sus hijos todo tipo de dificultades y esfuerzos (que son oportunidades para ir adquiriendo seguridad y confianza en sí mismos) ni de permitirles todos los caprichos, como tampoco imponerse a base de autoridad y exigencia del "ordeno y mando".

¿Por donde empezar?

Contacto directo: No se puede educar a distancia: El pequeño necesita la presencia del padre y de la madre para vertebrar su incipiente personalidad. El niño aprende y crece copiando de los padres.

Educar a dúo: No es tarea de la madre ni del padre por separado; sino, como en el canto a dúo, se han de oír las dos voces a la vez y sin desafinar.

No esperar: Sería perder el tiempo. Hemos de empezar a educar ya. Todo el ambiente que rodea al niño favorece o retrasa su evolución.

Trabajar los sentimientos: es uno de los rasgos de la psicología de hoy: El sentimiento y la emoción es el motor que mueve el mundo de la persona. Es importante "saber" que nuestros hijos sienten también y enseñarles a reconocer los sentimientos y a poder expresarlos de forma adecuada.

Ser coherentes: en la medida de lo posible, entre lo que decimos y enseñamos y entre los principios y lo que hacemos y vivimos. Admitir también las limitaciones de los padres y demás componentes de la familia.


MIGUEL ROS.

Atrévete a decir NOOOO!!!

La persona inhibida, prioriza las emociones, sentimientos y prioridades de los demás antes que los suyos, posponiendo siempre lo que quieren en función de los deseos de las personas que le rodean.

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Respetan a los demás pero no se respetan a sí mismos. La persona con este estilo de comunicación pasiva :si va acumulando todo lo negativo que no se atreve a expresar  puede llegar a ser agresivo, teniendo muchos sentimientos de rabia acumulados.
En el extremo contrario están las personas agresivas, es decir, excesivamente asertivas, que no saben o no desean comunicarse de forma adecuada. No respetan a los demás porque priorizan su bienestar y sus deseos, pero sin empatía y de una forma egoísta lo que  produce a largo plazo que las personas que lo rodean se alejen.
Existen pues tres estilos de comunicación : el pasivo, el agresivo y el asertivo este último el correcto. La asertividad es igual a honestidad, es mirarnos a nosotros mismos y preguntarnos ¿qué me apetece hacer en este momento?, si tengo varias propuestas y yo quiero quedarme en casa, priorizare lo que yo quiero y diré a los demás de buenas maneras que no. Si siempre digo que sí a los demás, los antepongo a mí, y la autoestima va desapareciendo, voy complaciendo a los demás quizá por miedo al rechazo ,pero no me complazco a mi.Si no quiero hacer algo, o ir a algún sitio más vale que diga que no, porque si vamos sin querer seguro que nos sentiremos mal porque estamos donde no queremos estar, y no hemos sido capaces de decir no.
Aprender a decir no es muy importante, la autoestima está directamente relacionada con la asertividad.
Aprende a ser honesto contigo y asertivo y te enfadarás menos contigo y con los demás, y te sentirás orgulloso de hacer lo que tú deseas,sin  miedos.
¿Qué es la comunicación asertiva?:
La asertividad es la capacidad de autoafirmar los propios derechos, sin dejarse manipular ni manipular a los demás.
Supone saber defender las propias necesidades o tus derechos frente a las exigencias de los demás sin llegar a utilizar comportamientos agresivos o violentos.
Emplear la asertividad es saber pedir, saber negarse, negociar y ser flexible para poder conseguir lo que se quiere, respetando los derechos del otro.
Es una forma de expresión consciente, congruente, clara, directa y equilibrada, cuya finalidad es comunicar nuestras ideas y sentimientos o defender nuestros legítimos derechos sin la intención de herir, o perjudicar, actuando desde la autoconfianza.
La asertividad parte de la idea de que todo ser humano tiene ciertos derechos:
  1. Derecho a ser tratado con respeto y dignidad.
  2. Derecho a equivocarse y a hacerse responsable de sus propios errores.
  3. Derecho a tener sus propios valores y opiniones.
  4. Derecho a tener sus propias necesidades y que éstas sean tan importantes como las de los demás.
  5. Derecho a ser uno el único juez de sí mismo, a experimentar y a expresar los propios sentimientos.
  6. Derecho a cambiar de opinión, idea o línea de acción.
  7. Derecho a protestar cuando se es tratado de una manera injusta.
  8. Derecho a cambiar lo que no nos es satisfactorio.
  9. Derecho a detenerse y pensar antes de actuar.
  10. Derecho a pedir lo que se quiere.
  11. Derecho a ser independiente.
  12. Derecho a decidir qué hacer con el propio cuerpo y con el propio tiempo y las propias propiedades.
  13. Derecho a hacer menos de lo que humanamente se es capaz de hacer.
  14. Derecho a ignorar los consejos de los demás.
  15. Derecho a rechazar peticiones sin sentirse culpable o egoísta.
  16. Derecho a estar solo aún cuando deseen la compañía de uno.
  17. Derecho a no justificarse ante los demás.
  18. Derecho a decidir si uno quiere o no responsabilizarse de los problemas de otros.
  19. Derecho a no anticiparse a las necesidades y deseos de los demás.
  20. Derecho a no estar pendiente de la buena voluntad de los demás.
  21. Derecho a elegir entre responder o no hacerlo.
  22. Derecho a hacer cualquier cosa mientras no se violen los derechos de otra persona.
  23. Derecho a sentir y expresar el dolor.
  24. Derecho a hablar sobre un problema con la persona implicada y en los casos límites en los que los derechos de cada uno no están del todo claro, llegar a un compromiso viable.
  25. Derecho a escoger no comportarse de una forma asertiva.
Estos derechos son muy importantes así que aplícate los que necesites.
Recuerda, puedo decir NO y no pasa nada!!!!.

Alicia Monzó.

jueves, 3 de julio de 2014

Cómo afecta la siesta a nuestro cerebro.   

Cómo afecta la siesta a nuestro cerebro Jose Manuel Garrido
                                 
Resumen: La siesta proporciona un buen número de beneficios a nuestra salud, siempre que sepamos controlar algunas de sus variables.

 

 

 
Es bien conocido que dormir bien proporciona una gran cantidad de beneficios para la salud. Estos pueden incluir una mejor función cardiaca, el mantenimiento hormonal y la reparación celular, así como la estimulación de la memoria y la mejora de la función cognitiva. Básicamente, dormir proporciona al cuerpo la oportunidad de hacer frente a todo lo que pasó durante el día, repararse y restablecerse para mañana.

Los beneficios de la siesta

Los estudios e investigaciones realizados sobre la siesta han mostrado una mejoría en la función cognitiva, el pensamiento creativo y el rendimiento de la memoria.
La idea de que debemos dormir en periodos de ocho horas es relativamente reciente. La población del mundo duerme en diversas y sorprendentes maneras. Millones de trabajadores chinos siguen poniendo sus cabezas en sus escritorios para una siesta de una hora después del almuerzo, por ejemplo, y las siestas durante el día son comunes desde la India hasta España.
Las siestas pueden incluso tener un beneficio físico. En un estudio realizado con 23.681 hombres griegos durante más de seis años, los participantes que dormían siesta tres veces por semana tenían un riesgo 37% menor de morir de enfermedades del corazón. Por no hablar de una serie de otros resultados positivos que se pueden producir a partir de las siestas regulares.
Los expertos del sueño han descubierto que las siestas diurnas pueden tener otros muchos beneficios: aumentar la vigilancia, aumentar la creatividad, reducir el estrés, mejorar la percepción, aumentar la resistencia y las habilidades de precisión, mejorar la vida sexual, ayudar a perder peso, reducir el riesgo de ataques al corazón, despejar el estado de ánimo y mejorar la memoria.
La influencia de la siesta sobre la memoria
 
Las siestas se han demostrado beneficiosas en el proceso de aprendizaje ayudando a retener mejor la información. Al parecer, las siestas ayudan a nuestro cerebro a consolidar los recuerdos:
Las investigaciones indican que cuando un acontecimiento se registra por primera vez en el cerebro, en el hipocampo, sigue siendo “frágil” y se olvida fácilmente, sobre todo si se le pide al cerebro que memorice más cosas. Hacer la siesta, empuja a los recuerdos al neocortex, una zona de “almacenamiento más permanente”, lo que les impide ser “sobre escritos”.
La influencia de la siesta sobre el aprendizaje
Tomar una siesta también ayuda a borrar la información almacenada temporalmente en el cerebro, y lo prepara para absorber la nueva información que se presente. Un estudio de la Universidad de California pidió a los participantes que completaran una tarea difícil en torno al mediodía, lo que les obligaba a memorizar una gran cantidad de nueva información. Alrededor de las 14:00, la mitad de los voluntarios se echó una siesta mientras que el resto se mantuvo despierto.
Por la noche reanudaron la tarea, y se encontró que el grupo que tomó la siesta obtuvo mejores resultados que aquellos que estuvieron despiertos. De hecho, el grupo de la siesta presentó una ejecución superior a la obtenida por la mañana.
El  Dr. Matthew Walker concluyó que los hallazgos apoyan la idea de que el sueño es un proceso necesario, que borra la memoria de almacenamiento a corto plazo, ayudando con ello a adquirir la nueva información.
El mismo equipo de investigación había encontrado que estudiar toda la noche antes de un examen en realidad disminuye la capacidad del cerebro para absorber la información en casi un 40%, lo cual tiene sentido a la luz de esta investigación más reciente sobre el efecto de una siesta en la capacidad de aprendizaje del cerebro.
La siesta ayuda a evitar el agotamiento mental
Un estudio de la Universidad de Massachusetts mostró cómo la siesta puede ayudar al cerebro a recuperarse de la sobrecarga de información:
Para ver si la siesta podría mejorar la discriminación visual, un equipo  utilizó a estudiantes universitarios privados de sueño a los que hizo mirar una pantalla de vídeo llena de barras horizontales.
Periódicamente, tres barras diagonales brillaban en la parte inferior de la pantalla, y los estudiantes tenían que responder sobre la orientación de estas barras. Se calificó el desempeño de los estudiantes a lo largo de 1.250 ensayos durante cada sesión.
El resultado fue que los estudiantes que no hicieron siesta fueron empeorando su desempeño en el transcurso del día. Por contra, los que tomaron una siesta de 1 hora volvían a sus niveles originales de rendimiento en la siguiente prueba.
Un estudio similar mostró que una siesta de 60 a 90 minutos podría ser tan buena como una noche completa de sueño para el aprendizaje de una habilidad de percepción visual. Parece que nuestros ojos descansan más que ningún otro órgano cuando estamos dormidos.

¿Qué pasa en el cerebro durante la siesta?

Algunas investigaciones recientes han encontrado que el lado derecho del cerebro es mucho más activo durante una siesta que el lado izquierdo, que se mantiene bastante tranquilo mientras estamos dormidos. A pesar del hecho de que el 95% de la población es diestra, siendo el lado izquierdo de sus cerebros el dominante, el lado derecho es claramente el hemisferio más activo durante el sueño.
El autor del estudio, Andrei Medvedev, concluyó que el lado derecho del cerebro se ocupa de la ‘limpieza’ mientras estamos dormidos. El estudio se centró en la forma en que se activan diversas partes del cerebro mientras los participantes dormían.
Así, mientras el hemisferio izquierdo se toma un tiempo para relajarse, el lado derecho está limpiando sus áreas de almacenamiento temporal, empujando la información hacia el almacenamiento a largo plazo y solidificando de este modo sus recuerdos del día.

¿Cómo obtener el máximo provecho de tu siesta?

El truco para sacar lo mejor de tu siesta parece estar en averiguar qué tipo de siesta te conviene. Desafortunadamente, esto toma mucho tiempo de ensayo y error, pero definitivamente vale la pena. Estos son algunos consejos para ayudarte a obtener el máximo rendimiento de tu siesta:
1. Saber cuánto tiempo tardas en dormirte
Si tratas de tomar una siesta durante un período específico de tiempo, necesitas tener en cuenta la cantidad de tiempo que tardas en dormirte. No es fácil determinar este dato, pero existen ya algunas aplicaciones de móvil que te ayudarán a obtenerlo. Una vez que tengas una idea aproximada, es un factor importante a la hora de limitar tu siesta temporalmente.
2. No dormir demasiado
Dormir demasiado te dará la sensación de despertar aturdido y aún más cansado de lo que estabas antes. La Dra. Sara C. Mednick autora de “¡Toma una  siesta! Cambia tu vida”, dice que la inercia del sueño ocurre cuando despiertas de un sueño profundo, de ondas lentas.
Dado que la temperatura cerebral y el flujo de sangre al cerebro disminuyen durante esta etapa del sueño, es chocante que de repente despiertes y experimentes tasas mucho más altas de la actividad cerebral. Por tanto no hay ningún beneficio para la siesta de más de 90 minutos, ya que sólo va a comenzar otro ciclo de sueño.
La autora recomienda limitar la siesta a 15 minutos, ya que un periodo más largo puede provocar la comentada inercia del sueño. Hay cierto consenso en la investigación acerca de la conveniencia de una siesta de 15-20 minutos, tal vez con una taza de café antes para despertar con más energía, o bien dormir durante un ciclo de sueño completo de 90 minutos, despertando antes de que comience el próximo ciclo.
3. Elegir el momento adecuado del día
Dormir la siesta cuando los niveles de energía se reducen de forma natural puede ayudar a sacar el mayor provecho a tu siesta. Esto es por lo general en algún momento después de la comida para aquellos de nosotros que trabajamos en un horario tradicional.
Debido a los ciclos naturales de nuestros ritmos circadianos, nuestra energía se reduce considerablemente ​​dos veces durante un período de 24 horas. Un pico de la somnolencia suele aparecer en mitad de la noche, y el otro, 12 horas más tarde, justo en mitad de la tarde.
Si tienes falta de sueño de la noche anterior, sentirás este descenso de energía con más fuerza y ​​serás más propenso a dormir la siesta. En lugar de luchar contra ella con café o con bebidas energéticas, prueba una pequeña siesta para refrescar tu cerebro antes de continuar con la actividad.
4. Practicar
La mejor manera que he encontrado para mejorar la siesta es practicar. Averiguar lo que funciona para ti puede tomar algún tiempo, pero merece la pena. Así que trata de experimentar con diferentes horas del día, diferentes longitudes de siesta y diferentes maneras de despertar. Antes o después encontrarás tu siesta ideal, ese paréntesis reparador que tanto beneficia a nuestro cerebro.

miércoles, 2 de julio de 2014

A viajar


Viajar tiene beneficios Psicológicos.

Te ayuda a valorar más tu entorno y ampliar tu visión de mundo

"El mundo es un libro y los que no viajan leen sólo una página." - San Agustín

Viajar puede ser todo lo contrario a la vida diaria… Relaja y concede múltiples beneficios, siendo el primero el más sencillo de todos: diversión.

Creatividad y solución de problemas

Un estudio realizado en la Indiana University apunta a que viajar aumenta la creatividad y la capacidad de resolver problemas. El estudio también cita teorías psicológicas que indican que al estar lejos de una situación tendemos a pensar de manera más abstracta y surgen nuevas formas de atender o resolver un problema.
Nos beneficiamos psicológicamente al viajar y exponernos a nuevas experiencias. Nos exponemos a nuevas formas de pensar y ver el mundo”.
Existen estudios de neurociencia que demuestran que nuevas conexiones neurales se dan en el cerebro cuando cambiamos de panorama o “medio ambiente”. Es decir, viajar a otra parte del mundo hace que nuestro cerebro cree “nuevos caminos neurales” y se abre a la posibilidad de nuevas formas de pensar.

Volver a ser niño

El neurocientífico David Eagleman -famoso por sus estudios sobre la percepción del tiempo en el Baylor College of Medicine de Houston- dijo en entrevista con la revista The New Yorker que “los adultos tienen un sentido más comprimido del tiempo que los niños”, pero que “viajar te pone neuralmente en la misma posición que cuando eras un niño”.
Escrito de otra forma, viajar regresa tu cerebro al estado de asombro en que vivías cuando veías las cosas por primera vez, cuando todo era nuevo, cuando eras niño. Viajar te da la capacidad de asombrarte una vez más y así tu sentido del tiempo se expande. Unas semanas de viaje por Asia podrían parecer una pequeña vida en sí misma.
 
Romper malos hábitos

Otro beneficio de viajar es el hecho de que el cambio de ambiente es una buena manera de romper con malos hábitos y comenzar una vida nueva.
“Del punto de vista de conducta humana, el cambio de ambiente es favorable al cambio de hábitos. Asociamos el mal hábito con ciertos lugares, experiencias y actividades. Cuando cambiamos las asociaciones que hacemos en el cerebro, tenemos más posibilidad de deshacernos de los malos hábitos; puede ser de ayuda cambiar el ambiente. Está probado que el cambio de ambiente ayuda al cambio de hábitos”.

Ampliar nuestra visión del mundo

Experimentar otras culturas “amplía nuestro marco de referencia y vemos que nuestra cultura no es la única”.
“A veces cuando las personas no hemos salido de nuestro ámbito más cercano, no tenemos acceso a otras mentalidades, otras ‘realidades’, a ver desde otros ojos el mundo”.



Empatía y humildad

Asimismo, esta oportunidad de ver cómo se vive en otros países amplía la gama de conductas que existen en el ser humano y “es la experiencia que nos produce un sentido de humildad, de horizontalidad, a entender que no somos el ‘ombligo del mundo’ y nos ayuda a ponerse en los zapatos de otra gente, a tener más empatía”.

Valorar más lo que tenemos

Las experiencias de múltiples viajeros que al regresar a casa después de un largo viaje valoran más lo que tienen.
“Los viajes ayudan a valorar nuestra cultura y nuestro entorno y reconocer lo bueno que tenemos en nuestro país. Ayuda a poner en verdadera perspectiva nuestra situación… Si comparamos nuestra experiencia con otros países del mundo, el análisis resulta diferente y quizá no estamos tan mal como pensamos… comenzamos a valorar el clima, la naturaleza, nuestra gente, nuestros valores… resalta más lo positivo”.

La máscara

 
Os dejo con un precioso poema sobre la máscara. ¿Qué es la máscara?¿quién soy yo? ¿Sabes quien eres?¿eres tú o tu máscara? La máscara es de lo que vas por la vida, de fuerte, de débil, de complaciente, de divertido, etc..te la pusiste en algún momento de tu vida por alguna razón, algo paso en tu familia o en tu vida que hizo que te la pusieras, quizá ya no la necesites, o solo con determinadas personas o en momentos puntuales, la máscara tapa a tu propio yo, te ahoga, y llega un momento que ya no puedes distinguir.
LA MÁSCARA

Cada vez que me pongo una máscara para tapar mi realidad, fingiendo ser lo que no soy, lo hago para atraer a la gente.

Luego descubro que solo atraigo a otros enmascarados, alejando a los demás debido a un estorbo: la máscara. Uso la máscara va evitar que la gente vea mis debilidades; luego descubro que al no ver mi humanidad, los demás no me quieren por lo que soy, sino por la máscara.

Uso una máscara para preservar mis amistades; luego descubro que si pierdo un amigo por haber sido auténtico, realmente no era amigo mío, sino de la máscara. Me pongo una máscara para evitar ofender a alguien y ser diplomático; luego descubro que aquello que más ofende a las personas con las que quiero intimidar, es la máscara.

Me pongo una máscara, convencido de que es lo mejor que puedo hacer para ser amado. Luego descubro la triste paradoja: lo que más deseo lograr con mis máscaras, es precisamente lo que impido con ellas.

Gilbert Brenson