viernes, 26 de julio de 2013

Pautas para que el castigo de los niños sea efectivo.

 

¿Se debe castigar a los niños/as? Pautas para que el castigo sea educativo

Cuando intentamos educar a los pequeños, en ocasiones no sabemos cuál es la manera más eficaz de tratar con ellos. Es normal que nos surjan dudas sobre que es lo mejor para ellos, y en definitiva para que crezcan felices.
El castigo es un tema polémico, que ni gusta a niños ni a mayores. Queremos que aprendan, y sabemos por un lado que no debemos permitir determinados comportamientos, pero por otro lado tampoco queremos que sufran.
¿Debemos castigar a los pequeños? ¿Cómo debemos hacerlo?
 
Es importante que los niños/as aprendan que las acciones que realizan tienen determinadas consecuencias, y a veces estas consecuencias no son de su agrado. El castigo puede ser necesario pero empleado de manera racional con el objetivo de educar al pequeño. Nunca debe ser humillante o perjudicial para su autoestima o bienestar.
El castigo debe entenderse no como una forma de hacer sentir mal a los niños/as sino como una consecuencia a una acción determinada. Para aplicarlo es fundamental que los niños/as entiendan el porqué del mismo, y comprendan que ocurre cuando hacen determinadas acciones.
Debe entenderse como una especie de trato o acuerdo más que como un castigo, como cosas que debemos hacer para conseguir algo, o cosas que no debemos hacer para dejar de tener consecuencias negativas.
En todo caso no debe ser nunca dañino para los niños/as. Debe estar basado en el objetivo de educar, de fomentar un aprendizaje en los pequeños. Y siempre debemos tener muy en cuenta su bienestar.
 
Algunos ejemplos
  • Si un adolescente ha suspendido un examen porque en lugar de estudiar estuvo haciendo otras cosas, como ver la tele, dar una vuelta, etc. Debemos dejarle que suspenda, que comprenda que su conducta le ha llevado a ese resultado. En este caso el “castigo” podría ser, tener que cumplir determinadas horas de estudio, si estas no se cumplen no podrá ver la tele o salir con sus amigos. Antes de aplicarlo es bueno dialogar con él o ella sobre la situación, ¿Por qué crees que has suspendido? ¿qué crees que puedes hacer para que no vuelva a ocurrir esto? Siempre reflexionando y dialogando con ellos y nunca imponiendo.
  • Si un niño quiere de postre helado, primero tendrá que comerse las verduras o el plato que tenga en la mesa, si no se come esto no podrá tener helado. Si come lo que tiene que comer, podrá elegir el postre que quiera. En este caso también le explicaremos al pequeño que es importante alimentarse bien para crecer, que no sólo se pueden comer helados. Por eso si quiere comerlo primero debe tomar otros alimentos necesarios para su crecimiento.
  • Si el niño/a no recoge sus juguetes, no podremos salir a dar una vuelta al parque, porque antes de salir tenemos que dejar todo recogido. Explicaremos al pequeño que no podemos dejar las cosas sin recoger porque llegaremos tarde y cansados para cenar y bañarnos antes de dormir, que es necesario que recojamos los juguetes. Le explicaremos también que puede sacar todos los juguetes que quiera pero que debe recogerlos.
¿CÓMO DEBEN SER LOS CASTIGOS EFICACES?
PAUTAS PARA EDUCAR CON LOS CASTIGOS.
  1. Consecuentes y contingentes a la conducta. Esto quiere decir que deben ser lógicos en relación a la conducta, no deben ser ni demasiados excesivos ni demasiado flojos. Y producirse cuando se produzca la conducta, no podemos dejarlo para otro momento puesto que no lo relacionarán con la acción. Por ejemplo en el caso del adolescente que suspende, si cumple con sus horas de estudio le permitiremos salir, no es bueno excedernos y dejarle sin salir aun cuando haya cumplido esas horas. Si cumple su parte, tiene una consecuencia positiva para él. También tiene que ser en el momento, no podemos dejarle este fin de semana que salga, pero a partir del próximo cumplimos con el acuerdo.
  1. Consensuados con el pequeño. Es importante que los “castigos” cumplan una función educativa. Para ello es muy bueno dialogar con el niño/a hasta consensuar el tipo de castigo. De esta forma se sentirá responsable de sus actos y de las consecuencias y se implicará más con el castigo. Además colaboramos a la reflexión de los pequeños y a su comprensión.
  2. No deben ser dañinos o humillantes para ellos, en ningún caso. No debemos olvidar que nuestro objetivo es educarles, para que lleguen a ser adultos felices, personas críticas y autónomas, adaptados a la sociedad. Para ello el castigo puede ser necesario, pero si éste es humillante o dañino, pierde todo su valor educativo y conseguimos lo contrario.
  3. Es mejor que los castigos no estén basados en cosas materiales, son más efectivos si los basamos en actividades de su agrado o desagrado. Si el castigo consiste en comprarle o no comprarle algo al pequeño, le estamos enviando un mensaje confuso, que no anima a la reflexión sino a conseguir un bien determinado.
  4. Los castigos no deben ser amenazantes. Se le informará de lo que ocurre si hace o no hace determinada conducta, pero no se le amenazara con ello. Debe ser visto como una consecuencia lógica y no como una amenaza.
  5. Es muy importante que tengan alguna relación con la conducta concreta. Es decir si no come verdura el “castigo” será no comer helado, ya que guarda relación y podemos hacer que comprendan el porqué. En cambio si el “castigo” por no comer verdura es no ver la tele. La consecuencia no tiene nada que ver con la conducta y el pequeño no lo entiende. Si no puede comer helado es porque necesita alimentarse bien, guarda una relación.
  6. En todo momento seremos comprensivos con el niño, tendremos calma con ellos. Y entenderemos que están aprendiendo y necesitan unas pautas y normas. No es que lo hagan por molestarnos.
  7. Deben cumplirse siempre los castigos, si no es así no serán eficaces. Por eso es bueno hacer un castigo lógico y no excedernos. No podemos castigarles primero con mucha fuerza, excediéndonos y poco a poco ir suavizando. Si el adolescente no puede salir hasta que no cumpla sus horas de estudio, mantendremos firmeza en este acuerdo.
  8. Tienen que ser entendidos por los niños/as.  Para que cumpla su función educativa ha de ser comprendido por los pequeños. Para ello dialogaremos con él y le explicaremos las cosas con calma.
  9. Combina el castigo, con castigos de tipo positivo y con refuerzos. No se trata solo de que el pequeño tenga consecuencias negativas, también es bueno que estas consecuencias negativas terminen cuando el pequeño deje de hacer determinada conducta (castigo positivo). Es decir si no recoge los juguetes no podemos salir al parque, pero en cuanto los recoja esta consecuencia negativa finaliza y salimos todos al parque. Los refuerzos también son fundamentales,  elogiar al niño cuando cumple con lo que esperamos y animarle en sus acercamientos a la acción deseada.
Podeís dejar vuestros comentarios.Gracias

lunes, 15 de julio de 2013

CUANDO LOS PADRES SE SEPARAN QUE PASA CON LOS HIJOS, SE SEPARAN TAMBIÉN.


NOSOTROS NOS SEPARAMOS, NUESTROS HIJOS TAMBIÉN...

El hecho de que una pareja con hijos se separe es, indudablemente, una de las circunstancias más complicadas por las que tiene que atravesar una familia, y que inevitablemente afecta también a los hijos.

Al romper con nuestra pareja las personas perdemos una relación especial, íntima, cercana. Frecuentemente esta relación puede suponer una fuente de cariño, amor, seguridad y apoyo. Asimismo perdemos también cosas en el terrero material y económico y en el social (amigos comunes, relaciones familiares, etc.). Incluso en los casos en que las relaciones de pareja hayan sido tormentosas, sentimos una pérdida que nos produce inseguridad, inestabilidad emocional, dolor, emociones confusas y contradictorias.
 
Es comprensible que el estado emocional de los dos ex-cónyuges esté ahora alterado y sobre todo si la relación que existe entre ellos no es tan cordial como sería deseable. Mantener una relación de esas características puede estar influyendo negativamente en los hijos.

En estos casos es necesario hacer un ejercicio de reflexión y generosidad para hacernos conscientes de que todo aquello que podamos hacer y/o decir del otro progenitor delante de los hijos puede influir de forma importante en ellos. En mi opinión esto sería muy positivo, ya que en la medida de que cada parte se sabe una fuente de influencia para los niños será capaz de hacer que las consecuencias de la separación sean lo menos perjudiciales para ellos.
 
Después de la disolución de una pareja uno de los aspectos que más cuesta cambiar es el modo de relacionarse entre los ex cónyuges. En el caso en los que hay hijos de por medio los dos progenitores están condenados a entenderse aunque solo sea por el bienestar de los hijos que hay en común. El consejo más básico y más eficaz en estos casos, aunque a veces pareciera imposible de cumplir, es ANTEPONER EL BIENESTAR DE LOS HIJOS a las rencillas que se mantengan con la ex pareja.

Teniendo en cuenta este objetivo aquí van unas recomendaciones que pueden ser útiles para manejar un poco mejor esta relación:
  • Aprender a controlar las emociones, esforzarnos por escuchar a la otra parte para poder comprender la posición de tu ex pareja.
  • Practicar algún método de relajación y/o mindfulness que os ayude a canalizar las emociones negativas y aprender a gestionarlas para que un acceso de enfado no os juegue malas pasadas.


  • Otra forma de intentar mantener la calma en los momentos en que debéis tomar decisiones conjuntas es dejar de pensar en la otra parte como ex pareja, para pasar a pensar en él/ella como la persona que representa el rol de progenitor.


  • Recordar que culparse a sí mismo o culpar al otro, sin asumir la parte de responsabilidad que tiene uno mismo, no ayuda a solucionar las diferencias.
  • No se deben mostrar actitudes destructivas, hay que intentar no caer en descalificaciones ni reproches.

Aún con todo si los conflictos son de tal envergadura que  resulta imposible llegar a acuerdos, si sois conscientes de que al defender los derechos propios estáis destruyendo los del otro, o si percibís que la situación se os escapa de las manos, tal vez sea conveniente que acudáis a un profesional de la mediación para que os ayude a llegar a acuerdos a través del diálogo y la colaboración.

En relación con el tema de los hijos en principio la ruptura en sí no se considera ni buena ni mala para los hijos, lo que en realidad hace mella en ellos son las actitudes y los comportamientos alterados que muestran los padres entre sí y hacia los hijos después de la separación (insultos, menosprecios, gritos, indiferencia).

Al objeto de ayudar a los hijos a superar la separación es aconsejable tener cuenta estas cuestiones:
  • No se debe exigir a los hijos que tomen partido por uno de vosotros.
  • No se debe utilizar a los hijos como mediadores o interlocutores los miembros de la ex pareja, ni tampoco como sostén emocional de uno de los dos.
  • No tenéis que permitir tampoco que vuestros hijos se entrometan en vuestros asuntos de pareja. Estos pertenecen a vuestra intimidad.
  • No hay que manipular a los hijos para vengarse de la ex pareja, esto puede llevarles a sentirse culpables de la separación.
  • No es conveniente responsabilizar al otro progenitor de los comportamientos que puedan aparecer en los hijos (no querer dormir solos, tener pesadillas, mostrarse agresivos…). Estos actos son formas que tienen los niños de exteriorizar y afrontar los sentimientos que les producen la separación y suelen ser temporales.
  • Evitar generar en los hijos la idea de que todas las relaciones acaban mal.
  • No intentar borrar en los hijos el recuerdo del otro progenitor diciéndoles que no se quiere saber nada de ellos.
  •  Evitar crearles ilusiones de reconciliación parental.

Sobre todo insisto en que la mejor forma que tienen los progenitores de ayudar a sus hijos a adaptarse a los cambios que trae consigo la separación es realizar un esfuerzo por mostrar actitudes respetuosas. Si los hijos perciben que entre los padres hay diálogo y colaboración, y no discusiones que acaban en llantos y gritos, serán capaces de normalizar el divorcio.

Hay que ser consciente de que vuestros hijos merecen tener unos padres que, aunque estén separados, se respeten y compartan momentos en común con ellos sin contemplarse como enemigos.

Montse García


jueves, 11 de julio de 2013

Un breve cuento


Un breve cuento:
Dos semillas estaban juntas en el suelo primaveral y fértil.
La primera semilla dijo:
—¡Yo quiero crecer! Quiero hundir mis raíces en la profundidad del suelo que me sostiene y hacer que mis brotes empujen y rompan la capa de tierra que me cubre... Quiero desplegar mis tiernos brotes como estandartes que anuncien la llegada de la primavera... ¡Quiero sentir el calor del sol sobre mi rostro y la bendición del rocío de la mañana sobre mis pétalos!
Y así creció.
La segunda semilla dijo:
—Tengo miedo. Si envío mis raíces a que se hundan en el suelo, no sé con qué puedo tropezar en la oscuridad. Si me abro paso a través del duro suelo puedo dañar mis delicados brotes... Si dejo que mis capullos se abran, quizá un caracol intente comérselos... Si abriera mis flores, tal vez algún chiquillo me arrancara del suelo. No, es mucho mejor esperar hasta un momento seguro.
Y así esperó.
Una gallina que, a comienzos de la primavera, escarbaba el suelo en busca de comida encontró la semilla que esperaba y sin pérdida de tiempo se la comió.
MORALEJA: A los que se niegan a arriesgarse y a crecer los devora la vida.
PATTY HANSEN
 ¿Qué semilla eres tú? ¿Te piensas demasiado las cosas, estás lleno de miedos?¿o te lanzas a vivir la vida?Tú decides, pero ten cuidado con las gallinas....

jueves, 4 de julio de 2013

Cómo afrontas las adversidades de la vida.

La resiliencia
¿Cómo vivís los obstáculos y traumas de la vida?Espero que seáis del grupo que salen fortalecidos, tu verás.
Aunque la afirmación de Fiedrich Nietzche “lo que no me mata, me fortalece” es más que conocida. Hoy os queremos preguntar si esto de las adversidades y las dificultades en la vida nos potencian realmente y que nos dicen los últimos estudios psicológicos al respecto.
Cuando hablamos de trauma, queremos hacer referencia a cualquier “impacto” en la vida que genera un estrés emocional que acaba por dejar una huella importante en nuestro subconsciente de carácter negativo. Las causas más típicas de traumas emocionales son la muerte de un ser querido, una ruptura sentimental y la pérdidas del empleo o la ruina económica. Muchas de estas, son buenos caldos de cultivo de futuras depresiones. Y sin embargo, la experiencia parece demostrar que el dolor, el trauma y la pérdida nos pueden hacer más fuertes o al menos nos pueden ayudar identificar nuevos recursos en nosotros mismos.

Pensemos en alguien que después de muchos años con su pareja la pierde o se separan. Es posible que esa persona que siempre se ha visto a sí misma como “pareja de” se vea impulsada de golpe a aprender nuevas habilidades, que pueden ir desde conducir, a pagar impuestos pasando por tener que asistir a eventos sociales sola.
Los estudios que se han hecho indican que las rupturas importantes acaban por desestabilizar los cimientos de una persona, lo que la obliga a plantearse sus prioridades en la vida, su razón de ser y su identidad. Y en último término a lidiar con preguntas filosóficas o espirituales que lleva muchas a afirmar con posterioridad una vida con un nivel de conciencia más elevado.
Por lo tanto, los estudios sobre crecimiento postraumático tienen bastante de positivo, en tanto en cuanto, uno no sólo puedo sobrevivir a los grandes impactos emocionales sino que también se puede crecer con ellos.  La doctora Sonya Lyubomirsky identifica tres caminos posibles que uno puede tomar ante una adversidad en la vida: la supervivencia, la recuperación y el desarrollo.
  • La supervivencia implica un peor nivel de vida aparejado normalmente a una pérdida de capacidad para disfrutar del amor, el trabajo y el ocio.
  • La recuperación, se da en aquellos casos en los que una persona sufre después de un trauma, pero al final vuelve a su estado original.
  • El desarrollo, se refiere a alguien que sufre pero que, a la larga, no sólo vuelve a su estado original sino que se eleva por encima de él. Son personas que experimentan una transformación.
 
En cualquier caso, lo que tenemos que tener claro es que el crecimiento postraumático no quiere decir estar siempre alegres y despreocupados. En realidad, la mayoría la mayoría de las personas que pasan por experiencias traumáticas dicen experimentar una importante aflicción al mismo tiempo que mencionan sentirse fortalecidos y una mejoría del sentido de su vida.
Dicho de otro modo, el camino hacia arriba que te facilita una vida más satisfactoria y llena de sentido puede estar cubierta de obstáculos y hoyos a sortear. Nada hay de bueno en el pérdida, tan sólo puede haberlo en el sentido que se le quiera dar y en el posterior periodo de lucha que uno afronte.