miércoles, 22 de enero de 2014

Elegir bien a los amigos para irse de viaje

Cómo irse de vacaciones con los amigos (y no perderlos...)

         Para no acabar como el rosario de la aurora, cuando se viaja con amigos hay que tener en cuenta algunos detalles. ...  
Me gusta mucho este artículo porque refleja una realidad, para irse de viaje hay que elegir bien, y si no vete solo, ya sabes más vale solo que mal acompañado...           
  • Una casa solariega, un buen vino al calor de la chimenea… ¿Qué puede salir mal? Pues todo… o casi. La escapada soñada puede convertirse en el último capítulo de una gran amistad. Te prevenimos sobre algunos peligros y te sugerimos cómo evitarlos.
Amenaza nº 1: El desconocido míster Hyde  - Es un clásico: donde uno creía haber encontrado al compañero perfecto para los días de asueto, aparece un extraño, de gustos totalmente opuestos. La estancia campestre se convierte en un sinvivir: le dan pánico las casas de campo (por los bichos y los ladrones), detesta la naturaleza y solo quiere comer pizzas. Nada de excursiones bajo la nieve, descubrimiento de ermitas románicas o sobremesas. Para él, lo único importante es colgar sus fotos en Facebook.
- Cómo evitar la catástrofe: Las variantes de este patinazo son infinitas: un soltero (deprimido) que se marcha con una pareja (feliz); esa familia maja que es un caos; tu amiga del trabajo que te obliga a volver para ponerse su mascarilla antes de salir… ¿La solución? Separarse, y que cada uno haga sus planes. No es ninguna tragedia. Al contrario: tras un día de aventuras cada cual por su lado, te apetecerá reencontrarte y charlar. Y habréis salvado la amistad.
Amenaza nº 2: La habitación indeseable
- El palacete en mitad de la campiña –decoración gustaviana, grandes ventanales y amplias habitaciones con vistas a la montaña– tiene solo un defecto: el dormitorio de la planta baja. Un cubículo de 4 m2 junto a la cocina, con un ventanuco al patio trasero, un camastro herrumbroso y la vibración de la nevera. Como eras la única sin pareja, decidiste aceptar ese cuarto. Resultado: a los dos días, nadie se atreve a preguntarte qué tal has dormido
- Cómo evitar la catástrofe: No suelen aparecer en las páginas de internet, pero (casi) siempre hay una “habitación del pánico” en toda casa maravillosa. La perfección no existe, pero los sacrificios no tienen sentido cuando todos han pagado lo mismo. Por eso la alternativa está clara: sortear las habitaciones y/o alternarlas para que todos disfruten de las ventajas y sufran los inconvenientes.Así, nadie se sentirá estafado
Amenaza nº 3: Terror en el hipermercado
- Bueno, no parece tan difícil. Lechugas, pollo y unas cuantas latas. A mí me gusta todo, te dices a ti misma. Pero hay una bomba de relojería, letal para la convivencia, escondida en la cesta de la compra. Y reúne las dos cosas que despiertan nuestro lado más salvaje: el dinero y las manías de cada uno. Ante el carrito del súper aparecen inesperados “gourmets” que desechan la fruta que has elegido “por no estar en su punto”; o ahorradores compulsivos, fieles a las marcas blancas. Sin contar con el vegetariano, que no piensa pagar la carne; o el abstemio, que no quiere hacerse cargo del vino.
- Cómo evitar la catástrofe: Hay una ley no escrita que siempre debería respetarse en las vacaciones con amigos nunca más de tres personas deben ir juntas al supermercado y siempre deberían llevar una lista previamente consensuada por todos los demás. Menús y presupuesto no deben jamás dejarse al azar. Todos deberían poder cocinar, o al menos comer, los platos que les gustan, y contribuir por igual a un fondo común, que puede estar gestionado por turnos.
Amenaza nº 4: Descanso y juerga... ¿todo a la vez? 
- Otro fijo de los planes de vacaciones: estás agotada después de un trimestre trabajando 14 horas diarias y quieres paz, caminatas mañaneras y lectura al calor de la lumbre. El problema es que se te olvidó que no todos se relajan de la misma manera, especialmente las tres amigas solteras con las que has montado tu escapada. Ellas han escogido el método juerga. O sea, risas histéricas a las cuatro de la mañana, discoteca una noche sí y otra también (y encima se ofenden cuando te descuelgas), ligues de última hora compartiendo el desayuno…
- Cómo evitar la catástrofe: No queda más remedio que decir las cosas con claridad: respeto, libertad y convivencia, las tres palabras talismán… Pero, no olvides que la mordacidad benévola es el arma más eficaz. Puedes recordarles que ellas tampoco están ya en la edad del pavo. Lo pillarán enseguida, porque, efectivamente, son adultas, habrá risas y se disipará la tensión del ambiente
Amenaza nº 5: Polizón a bordo: la autocompasión 
- Hay amigos a los que no es posible sacarles del bajón cuando han decidido enterrarse en él. Pero eso lo tienes claro hoy, tras pasar la Navidad del último año con esa amiga incapaz de superar una (antigua) ruptura amorosa. Pensaste que le vendría bien el viajecito y casi acabas tú en el psiquiátrico. No había manera de arrancarla de las sábanas, de que se arreglara para salir a cenar o de que dejara de llorar por los rincones… En defi nitiva, fue imposible que dejara de hablar de sí misma y se percatara de tu existencia.
- Cómo evitar la catástrofe: No trates de hacer entrar en razón a quien no quiere dejar de estar triste. Siempre encontrará argumentos a su favor, y el debate se hará interminable… y frustrante. Es más efectivo proponerle actividades que la distraigan: pasear, cocinar, jugar... Y niégate con humor a ser su psicólogo. Con los días se sentirá mejor, o menos obsesionada, y tú no te desgastarás haciendo una labor de de 'coach' a domicilio. Y si las cosas no mejoran, ya sabes: con tacto, pero cada una por su lado.

No hagas la maleta sin... 
- Consensuar antes ciertas reglas. Las más importantes: organización doméstica por turnos y libertad para hacer planes por tu cuenta.
- Una casa a la medida Indispensable. una buena ducha, habitaciones similares y calefacción. La época de las penurias estudiantiles ya pasó.
- Las cuentas claras. Hablar de dinero es lo primero. La buena educación no peligra por hacerlo, sino por lo contrario.
- Planes similares. Cuanto más parecidas sean las circunstancias del grupo, más probabilidades hay de coincidir en las expectativas.
- Dos coches, mejor que uno. Uno de los peores infiernos es disponer de un solo transporte para todos. Obliga a un constante consenso.
- De los niños no se habla. No hay nada más insoportable que una crítica sobre cómo educamos a nuestros hijos. Puede acabar en pelea física.
- Un nivel económico parecido. Conviene recordarlo: es difícil coincidir y, sobre todo, disfrutar con alguien que no puede gastar lo mismo (o que acostumbra a gastar muchísimo más).
- Mucha paciencia y humor. Un comentario a tiempo, medido pero simpático, es mano de santo. Nada peor que empezar con un enfrentamiento: el siguiente paso es una discusión.

10 compañeros de viaje poco recomendables 
Los quieres mucho, pero un plan con ellos puede convertirse en la peor de las pesadillas.
1. El impuntual: Todos preparados y esperando... a que llegue.
2. El que desaparece: Una variante del anterior, con la peculiaridad de que se esfuma sin previo aviso. No soporta ir en grupo.
3. Los (recién) enamorados: Todo el día besuqueándose. Insoportables. Solo quieren estar el uno con el otro, así que ¡una y no más!
4. La madre perfecta… Solo está pendiente de los horarios, nunca se relaja. Jamás regaña a sus “cachorros”, convencida de que están muy bien educados, pero opina sobre los tuyos.
5… y la desastrosa: No sabe imponerse, sus niños lo invaden todo. Seguir una conversación entre adultos resulta imposible.
6. El que no da ni golpe: Solo desayuna zumo si lo exprimes tú, nunca recoge la mesa, jamás toca la escoba y le da alergia la fregona.
7. La obsesa de la organización doméstica: Nada más llegar, asignó las tareas, pero nunca está satisfecha cuando toman otros la iniciativa.
8. El hiperguía turístico: Siempre sabe dónde hay que ir, a qué hora y por qué camino. Arrastra con él mapas y gruesas guías.
9. El insatisfecho: Nada le parece bien. El hotel, la comida... Amarga cualquier plan, algo peor que las peleas.
10. El discutidor: Siempre tiene razón, especialmente en las charlas de sobremesa, en las que la tensión sube, y sube, y sube...

Isabel Menéndez.Mujer hoy.


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