miércoles, 10 de octubre de 2012

"400 amigas virtuales y me siento sola"

Sentimientos

"400 amigas virtuales y me siento sola"


El 20% de niños hace un uso de Internet que sus padres no aprobarían - Imagen 1

  • Cuando no hay otra comunidad de pertenencia más sólida, el adolescente usa la tecnología para satisfacer su necesidad de reconocimiento.


Se puede llegar a tener cientos de conocidos a través de esas redes sociales que tanto tiempo ocupan en la vida de los jóvenes y los adolescentes. De hecho, los menores las usan fundamentalmente con este fin: el de captar nuevas personas con las que compartir afinidades. Pero, ¿qué tipo de vínculos une a estas amistades virtuales? ¿Pueden aliviar la sensación de soledad o, por el contrario, podrían estar al servicio, en algunas ocasiones, de evitar los conflictos que una relación personal cara a cara puede promover?

Lo que más valoran los adolescentes de sí mismos es la popularidad y, para conseguirla, necesitan tener amigos. Las redes más visitadas por este público son Facebook, MySpace, Tuenti y Twitter. El propio creador de una de ellas, Facebook, Mark Zuckerberg, era un chico tímido en sus relaciones personales, pero consiguió con su invento muchos contactos.

Nuestra identidad en esta etapa de la vida no puede entenderse sin amigos, pero la amistad virtual no es equiparable a la real. Los adolescentes lo saben, pero sus compañeros de la Red forman parte de una contabilidad fantástica. Para ellos, el anonimato y la intimidad ceden ante el deseo de fama y popularidad. Según algunos expertos, la falta de límites en su educación les ha promovido una exigencia en el rendimiento y en la cantidad de relaciones y actividades que practican con otros.

En general, lo que buscan es una señal de reconocimiento. La idea que subyace es que cuantos más amigos se tiene, más reconocido se es. El grado de popularidad es directamente proporcional al número de contactos. El fenómeno provoca una señal de acompañamiento, que no se corresponde con la realidad, pues hay adolescentes con muchos contactos que se sienten solos. Se podría decir que de esta forma llenan a veces un vacío, en el sentido de que siempre se está en comunicación con alguien, aunque no se le conozca.

Rodrigo, de 15 años, llega a una psicoterapia acompañado de sus padres, que están preocupados por él. Relatan en la primera entrevista los problemas que les inquietan: Rodrigo se está volviendo arisco, se pasa mucho tiempo encerrado en su habitación y apenas sale de casa. Es muy aplicado y siempre argumenta que tiene que estudiar.

El chico, por su parte, afirma que tiene problemas con sus padres, pero que, en contra de lo que ellos aseguran, él tiene muchos amigos, casi 400. Sus amistades son todas virtuales. Rodrigo es un adolescente muy estudioso, pero aislado socialmente. Sufre una fobia que le ha ido alejando cada vez más del contacto con los demás. A través de la pantalla del ordenador contacta con mucha gente y eso le sirve para crearse un mundo de fantasía donde mira y es contemplado, pero no tocado, que era algo que le producía miedo. Rodrigo compensa su temor al contacto personal con sus amigos del mundo virtual.

PULSIÓN NARCISISTA

El problema aparece cuando se cae en el engaño de considerar a estas personas "virtuales" como auténticos amigos. Esas amistades ayudan a atemperar la angustia de la soledad que se siente si no hay otra comunidad de pertenencia más sólida o unas relaciones familiares donde exista una verdadera comunicación entre sus miembros.

Los adolescentes usan la tecnología buscando dos tipos de satisfacciones. Por un lado, la narcisista, ligada a la imagen personal; por otro, la de unión con otro u otros. La conexión con iguales y miembros de su generación es importante para ellos y, en la utilización de estas redes sociales, se ponen en juego muchos aspectos subjetivos y se configuran identidades con frecuencia engañosas. Los jóvenes sufren al enfrentarse con sus conflictos, en un mundo en el que se les hace difícil ser adultos y crean una identidad acorde con sus fantasías.

FANTASÍA INFANTIL

El placer principal de esta actividad guarda relación con la mirada y la voz, pulsiones que se satisfacen cuando se conectan a la Red, y que satisfacen fuera de sí mismos, esto es, colocándose como objetos. El adolescente busca hacerse ver, ser escuchado o leído. Quiere estar acompañado en una época en la que se fomenta el individualismo por encima de la solidaridad. Todo estofavorece el 'voyeurismo' y pueden darse fenómenos de identidades excesivamente virtuales. Antes, la identidad se armaba en relación a ideales compartidos. Hoy, lo que más peso tiene es la propia imagen y esto hace a los jóvenes sentirse frágiles. Vivimos en la era de la apariencia y quizá, sobre todo, en la de la mirada. Al mirar gozamos, pero al ser contemplados nos sentimos inquietos porque hay en esta forma de relación aspectos que nos sobrepasan.
Cuando el apego a las redes sociales es excesivo, nos encontramos ante una personalidad donde el yo no está suficientemente integrado y busca el contacto social por encima del personal. Necesita consolidar la identidad a través del contacto grupal, búsqueda que se convierte en primordial durante la adolescencia. Una pantalla atractiva y un teclado suave están disponibles para proyectar el mundo interno, para colocar las marcas de la propia historia. Es decir, para transferir las necesidades propias de relacionarnos con el otro esperando encontrar un vínculo que sirva para llenar lo que se necesita, un buscar y rebuscar hasta creer encontrar en el juego de las presencias y ausencias lo que se desea. Estos vínculos funcionan para algunos como el mundo imaginario de la infancia, cuya presencia calma y da seguridad, como el trapito suave o el osito de peluche utilizado en la niñez, un objeto externo que siempre está a mano y hacia el que se desplaza la inseguridad interna.

Las redes sociales constituyen una excelente herramienta. Su buen uso facilita la vida moderna y permite mejorar los vínculos reales, pero también pueden servir para huir de la realidad personal.

EVITAR ERRORES

  • La comunicación con los jóvenes es fundamental para paliar la sensación inevitable de angustia que viven.
  • A esta edad, suelen negar sus limitaciones y pueden confundir las amistades virtuales con las relaciones personales, en un intento de aliviar los conflictos que les plantean.
  • Cuando un adolescente construye un blog, suele pensar que solo lo ven sus amigos y quienes están interesados en lo que dice. No piensa que cualquiera puede leer lo que escribió.
  • Hay que controlar en alguna medida sus redes para evitar fenómenos como el sexing (envíos de fotos privadas con carácter erótico) y el ciberbullying (acoso o intimidación a través de internet).
¿QUÉ PODEMOS HACER?
  • Acompañar a nuestros adolescentes en su proceso de crecimiento, sabiendo que crecer representa poder separarse de nosotros y, para conseguirlo, se tienen que apoyar en sus relaciones. Tenemos que interesarnos por sus amigos y saber con quién se identifica y qué conflictos les plantean las relaciones personales.
  • Las recomendaciones que deberíamos proporcionarles son: no dar información personal, no subir fotos privadas, no publicar fotos de otros sin su permiso, no contactar con desconocidos y no quedar con alguien que hayan conocido por internet.
  • Algunas características pueden favorecer un uso inadecuado de las redes, como la obsesión por el reconocimiento externo, donde el otro se usa como apoyo para la propia autoestima; el uso infantil que implica exhibirse públicamente por falta de "capacidad para la intimidad" y la fantasía de que sean los demás los que carguen con contenidos agresivos propios.

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