miércoles, 26 de noviembre de 2014
lunes, 17 de noviembre de 2014
CULPABLE O RESPONSABLE: ¿Conoces la diferencia?
Mar Cantero Sanchez
No hay que confundir responsabilidad con culpabilidad, pues son muy distintas, pero el no saber distinguirlas, a veces provoca en nosotros un sufrimiento que se puede evitar fácilmente, si aprendemos a diferenciarlas
Responsabilizarse de algo no tiene una connotación negativa sino todo lo contrario, la responsabilidad en las personas implica madurez y sobre todo libertad de acción. Pero puede que pienses, ¿Y cómo hacerlo? ¿Cómo ser responsable de algo sin que ello implique el dolor interior que causa el saberse culpable?
Cuando comprendemos que somos libres de tomar la actitud que queremos en la vida, responsabilizarnos de nuestras acciones nos resulta fácil y natural. Si al principio nos resulta incómodo, el truco está en darnos tiempo. No tenemos por qué responder, reaccionar, o actuar, en el mismo momento en que ocurren las cosas. Somos libres de tomarnos el tiempo necesario hasta asegurarnos de tener la actitud deseada. Esta es la diferencia entre actuar y reaccionar. De hecho cuando no nos damos tiempo a nosotros mismos, generalmente reaccionamos, no es una acción libre, puesto que sin el tiempo necesario, (cada cual requerirá más o menos) nuestras emociones son las que hablan y no nosotros.
Además, ser responsables hace que aumente nuestra auto estima y la sensación de poder sobre nosotros mismos y nuestra vida, lo cual es muy satisfactorio, pues nos otorga la auténtica libertad, la de ser como queremos.
Pero ser responsables, significa en primer lugar, ser coherentes. La frase que dice "Haz lo que yo diga, pero no lo que yo haga", es un fiel reflejo de la actitud desconsiderada que muchas veces tomamos, casi inconscientemente, con los demás. Ocurre que, nos conformamos con el pensamiento o la palabra, y no nos atrevemos a pasar a la acción. ¿Pero de qué sirve la teoría si después no pasamos a la práctica? De nada, salvo para desconcertar a los demás si decimos una cosa y después hacemos otra muy distinta. Como ejemplo está el padre que gritando fuertemente, le dice a su hijo: ¡No grites! Esta actitud, además de ridícula, es inútil, y la imagen que damos cuando somos incoherentes con nosotros mismos, es de desconfianza y tiene muy poca credibilidad.
Después, también es necesario aceptar las consecuencias de un modo positivo, sabiendo que son estas y no otras, el resultado de nuestra acción. Es la ley de causa y efecto.
Ser culpables, sin embargo, es algo muy distinto. El culpable se ha equivocado, ha cometido un error, o bien, ha hecho algo a sabiendas de que no está bien hacerlo. Por tanto, tiene claro que es su culpa. Y generalmente, no acepta bien las consecuencias de su acción. Es curioso, pero tener la culpa, a veces nos hace intentar aparentar que en realidad no la tenemos; echársela a otro; o poner las excusas más ridículas. Luego ser culpable no es un signo de madurez ni de libertad de acción.
Y ahora que conoces la diferencia, ¿cuál de las dos cosas prefieres ser a partir de ahora?
Responsabilizarse de algo no tiene una connotación negativa sino todo lo contrario, la responsabilidad en las personas implica madurez y sobre todo libertad de acción. Pero puede que pienses, ¿Y cómo hacerlo? ¿Cómo ser responsable de algo sin que ello implique el dolor interior que causa el saberse culpable?
Cuando comprendemos que somos libres de tomar la actitud que queremos en la vida, responsabilizarnos de nuestras acciones nos resulta fácil y natural. Si al principio nos resulta incómodo, el truco está en darnos tiempo. No tenemos por qué responder, reaccionar, o actuar, en el mismo momento en que ocurren las cosas. Somos libres de tomarnos el tiempo necesario hasta asegurarnos de tener la actitud deseada. Esta es la diferencia entre actuar y reaccionar. De hecho cuando no nos damos tiempo a nosotros mismos, generalmente reaccionamos, no es una acción libre, puesto que sin el tiempo necesario, (cada cual requerirá más o menos) nuestras emociones son las que hablan y no nosotros.
Además, ser responsables hace que aumente nuestra auto estima y la sensación de poder sobre nosotros mismos y nuestra vida, lo cual es muy satisfactorio, pues nos otorga la auténtica libertad, la de ser como queremos.
Pero ser responsables, significa en primer lugar, ser coherentes. La frase que dice "Haz lo que yo diga, pero no lo que yo haga", es un fiel reflejo de la actitud desconsiderada que muchas veces tomamos, casi inconscientemente, con los demás. Ocurre que, nos conformamos con el pensamiento o la palabra, y no nos atrevemos a pasar a la acción. ¿Pero de qué sirve la teoría si después no pasamos a la práctica? De nada, salvo para desconcertar a los demás si decimos una cosa y después hacemos otra muy distinta. Como ejemplo está el padre que gritando fuertemente, le dice a su hijo: ¡No grites! Esta actitud, además de ridícula, es inútil, y la imagen que damos cuando somos incoherentes con nosotros mismos, es de desconfianza y tiene muy poca credibilidad.
Después, también es necesario aceptar las consecuencias de un modo positivo, sabiendo que son estas y no otras, el resultado de nuestra acción. Es la ley de causa y efecto.
Ser culpables, sin embargo, es algo muy distinto. El culpable se ha equivocado, ha cometido un error, o bien, ha hecho algo a sabiendas de que no está bien hacerlo. Por tanto, tiene claro que es su culpa. Y generalmente, no acepta bien las consecuencias de su acción. Es curioso, pero tener la culpa, a veces nos hace intentar aparentar que en realidad no la tenemos; echársela a otro; o poner las excusas más ridículas. Luego ser culpable no es un signo de madurez ni de libertad de acción.
Y ahora que conoces la diferencia, ¿cuál de las dos cosas prefieres ser a partir de ahora?
martes, 11 de noviembre de 2014
¿Amigo de mis hijos?
La respuesta es corta, No. La explicación es más larga.
La relación con tu hijo puede ser muy buena, sentir que hay mucha confianza entre vosotros para abordar cualquier tema sin tabúes, disfrutar de ocio y actividades juntos pero sin olvidar que un padre es mucho más que un amigo, la relación que se establece entre unos padres y cada uno de sus hijos debe ser única y es un vinculo tan especial que no se crea con nadie más en el mundo ni a lo largo de la vida.
El amor entre padres e hijos se crea desde mucho antes de conocerse y se asume de forma incondicional, no importa lo que sucede, lo que ha sucedido o lo que va a pasar más adelante, lo que está claro es que ese vinculo es indestructible, aunque las circunstancias de la vida os separen o incluso lleguéis a tener una mala relación o nula por discusiones o problemas que os separen, nadie podrá reemplazar el lugar del otro.
La amistad se crea día a día, se asume de una forma más egoísta, porque se mantiene mientras compensa y se alimenta mientras continúan los motivos que hacen que merezca la pena y si deja de compensar es posible continuar con tu vida sin carencias, incluso encontrar en el camino a personas que cubran ese lugar y mejoren tus expectativas.
Otro motivo que hace que la relación entre padre e hijo sea muy distinta a la de unos amigos es la importancia de la protección mutua, con un amigo con el que se establece una relación íntima puede tenerse la libertad de desahogo sin tapujos, sin valorar como puede afectar lo que le transmites y es que al fin y al cabo por mucho que te quiera, un amigo puede sufrir o alegrarse de lo que te sucede, a través de la empatía, la diferencia es que en el caso de las relaciones filio parentales, lo que al otro le sucede se experimenta como propio, de ahí la protección que hay que tener en cuenta.
Hay parcelas de la vida que puede que se reserven solo a los hijos o a los padres, porque a ellos les puedes mostrar quien eres con la seguridad de que eso no condicionará vuestra relación, porque al fin y al cabo lo que sois lo habéis construido juntos desde que el hijo existe, un hijo es como un rama que ha nacido de tus raíces, un amigo tiene raíces independientes, que las circunstancias o vuestras decisiones hacen que os acerquéis al mismo bosque.
Lo que yo hago me nutre a mí y a quien me quiere, pero nunca destruirá las raíces de ningún amigo, si puede que lo haga con la de mis padres, igual que al contrario.
Siguiendo con la metáfora del árbol, debemos asumir que un hijo nace como parte del árbol que los padres creamos, y que es un esqueje que acabara creándose así mismo, pero nutrido siempre de lo que yo soy y de lo que le di.
Para que un hijo crezca plenamente hay que permitir que ese esqueje cuanto antes, instale sus raíces de forma independiente, teniendo la libertad de conocer parcelas en las que tenga que experimentar que es un individuo único e independiente y en el que las raíces de sus padres no condicionan sus decisiones.
Por ello, porque somos tan importantes para nuestros hijos, hay momentos en los que debemos salir del escenario para que puedan relacionarse con libertad, haciendo esto de forma progresiva hasta que en la adolescencia cuenten con espacios que les permitan reafirmar su identidad sin tener que entrar en conflicto con la opinión de sus padres, por ello en lugar de integrarnos en su ambiente como si fuésemos un adolescente más, es mejor salir de la escena y dejar que el sí que sea un adolescente más.
“La parentalidad positiva exige paciencia, dedicación y esfuerzo. No siempre es fácil, pero educar en positivo es posible.
Lorena Sahagun
Delincuencia en la adolescencia. ¿Hasta qué punto es normal?

Todos conocemos que la adolescencia es un período de búsqueda de la propia identidad, de exploración, de “ensayo y error”, entonces cabe preguntarse hasta qué punto ciertas conductas antisociales entran en el desarrollo normal del joven.La adolescencia es un período de transición entre la infancia y la adultez, un período crítico en el que el adolescente debe afrontar retos y tareas que le ayuden a integrarse definitivamente en su grupo social y cultural.Vemos en diversos programas de televisión conductas límite, que, claramente, están fuera de lo que consideramos “normal”, pero estos no son los casos normales, son casos extremos. La duda reside en calificar ciertas conductas propias del adolescente que se consideran antisociales como parte de su crecimiento o como motivo de preocupación.
La socialización es un proceso interactivo mediante el que se obtienen valores culturales, creencias y conductas, se transmiten en mayor medida en formato informal educativo, lo cual quiere decir que se adquieren estos valores y creencias de forma más duradera cuando los aprendemos en situaciones informales , con la familia, los amigos, en la calle…. más que cuando forman parte de algo programado y estipulado, puesto que también son más duraderos los contenidos con carga emocional. A ello se le suma que aparte del período de 1 a 3 años, la adolescencia es el período en el cuál más información recibimos y procesamos, pero ello se contrapone al hecho de que el adolescente no es cognitivamente maduro, sus estructuras cerebrales encargadas del autocontrol y la racionalización no están totalmente desarrolladas. Por todo ello, es importante señalar que la adolescencia es un período altamente importante para la formación en valores de una persona, pero que hay que tener en cuenta que esta persona se encuentra en un período vital en el que aún no tiene totalmente desarrollado su autocontrol. La adolescencia es un período tormentoso, lleno de tensiones, agotador, marcado por la crisis de identidad, que está repleto de trastornos emocionales, de conflictos y de enfrentamientos con los padres, en este período pueden aparecer conductas antisociales. El mundo adulto ofrece al adolescente un mundo muy incierto y confuso, en muchas ocasiones se encuentra excluido y la conducta antisocial es una vía para expresar su autonomía e independencia, además, puede ocurrir que, la comisión de delitos se encuentra ligada a la demostración de estatus para demostrarlos a sus iguales. El adolescente experimenta, somete a prueba intereses y roles personales, ha de obtener herramientas mediante el sondeo y el ensayo, está viviendo un período de ideas y conductas necesarias para construir su identidad y autonomía personal.
Las transgresiones, el riesgo y las conductas abiertamente antisociales son intentos exploratorios de autoafirmación que forman parte del crecimiento y desarrollo normal del joven,se corre el grave riesgo de estigmatizar y etiquetar al adolescente, de modo que este crezca intentando adaptarse a esta etiqueta, es decir, si calificamos a alguien como “malo”, “conflictivo”, sin darle una oportunidad, esta persona sabe que las expectativas que se tienen sobre él o ella son bajas, por lo que no se esfuerza para cumplir las expectativas que se tiene sobre él. Podemos entender esto aplicándolo a conceptos no propios de la delincuencia, por ejemplo, si se nos repite que somos muy malo en matemáticas, iremos a clase de esta asignatura sabiendo que como mucho podemos sacar un aprobado apurado, no nos esforzaremos para alcanzar el sobresaliente ya que hemos aprendido que somos malos en esa asignatura, o si se nos etiqueta como tímidos, actuaremos de acuerdo a este rol. Ello se relaciona con el “Efecto Pigmalión”, en el cual profundizaremos en próximos posts.
En definitiva, no se trata de desculpabilizar hechos delictivos o antisociales ni de justificarlos, pero es importante que antes de juzgar, etiquetar y aplicar sanciones de forma sistemática para estos casos, los esfuerzos se centren en una prevención cargada de valores, técnicas de autocontrol, aumento de autoestima… en resumen, dotar de herramientas para que esta fase sea lo menos problemática posible tanto para el adolescente como para su entorno.
Mariva

Todos conocemos que la adolescencia es un período de búsqueda de la propia identidad, de exploración, de “ensayo y error”, entonces cabe preguntarse hasta qué punto ciertas conductas antisociales entran en el desarrollo normal del joven.La adolescencia es un período de transición entre la infancia y la adultez, un período crítico en el que el adolescente debe afrontar retos y tareas que le ayuden a integrarse definitivamente en su grupo social y cultural.Vemos en diversos programas de televisión conductas límite, que, claramente, están fuera de lo que consideramos “normal”, pero estos no son los casos normales, son casos extremos. La duda reside en calificar ciertas conductas propias del adolescente que se consideran antisociales como parte de su crecimiento o como motivo de preocupación.
La socialización es un proceso interactivo mediante el que se obtienen valores culturales, creencias y conductas, se transmiten en mayor medida en formato informal educativo, lo cual quiere decir que se adquieren estos valores y creencias de forma más duradera cuando los aprendemos en situaciones informales , con la familia, los amigos, en la calle…. más que cuando forman parte de algo programado y estipulado, puesto que también son más duraderos los contenidos con carga emocional. A ello se le suma que aparte del período de 1 a 3 años, la adolescencia es el período en el cuál más información recibimos y procesamos, pero ello se contrapone al hecho de que el adolescente no es cognitivamente maduro, sus estructuras cerebrales encargadas del autocontrol y la racionalización no están totalmente desarrolladas. Por todo ello, es importante señalar que la adolescencia es un período altamente importante para la formación en valores de una persona, pero que hay que tener en cuenta que esta persona se encuentra en un período vital en el que aún no tiene totalmente desarrollado su autocontrol. La adolescencia es un período tormentoso, lleno de tensiones, agotador, marcado por la crisis de identidad, que está repleto de trastornos emocionales, de conflictos y de enfrentamientos con los padres, en este período pueden aparecer conductas antisociales. El mundo adulto ofrece al adolescente un mundo muy incierto y confuso, en muchas ocasiones se encuentra excluido y la conducta antisocial es una vía para expresar su autonomía e independencia, además, puede ocurrir que, la comisión de delitos se encuentra ligada a la demostración de estatus para demostrarlos a sus iguales. El adolescente experimenta, somete a prueba intereses y roles personales, ha de obtener herramientas mediante el sondeo y el ensayo, está viviendo un período de ideas y conductas necesarias para construir su identidad y autonomía personal.
Las transgresiones, el riesgo y las conductas abiertamente antisociales son intentos exploratorios de autoafirmación que forman parte del crecimiento y desarrollo normal del joven,se corre el grave riesgo de estigmatizar y etiquetar al adolescente, de modo que este crezca intentando adaptarse a esta etiqueta, es decir, si calificamos a alguien como “malo”, “conflictivo”, sin darle una oportunidad, esta persona sabe que las expectativas que se tienen sobre él o ella son bajas, por lo que no se esfuerza para cumplir las expectativas que se tiene sobre él. Podemos entender esto aplicándolo a conceptos no propios de la delincuencia, por ejemplo, si se nos repite que somos muy malo en matemáticas, iremos a clase de esta asignatura sabiendo que como mucho podemos sacar un aprobado apurado, no nos esforzaremos para alcanzar el sobresaliente ya que hemos aprendido que somos malos en esa asignatura, o si se nos etiqueta como tímidos, actuaremos de acuerdo a este rol. Ello se relaciona con el “Efecto Pigmalión”, en el cual profundizaremos en próximos posts.
En definitiva, no se trata de desculpabilizar hechos delictivos o antisociales ni de justificarlos, pero es importante que antes de juzgar, etiquetar y aplicar sanciones de forma sistemática para estos casos, los esfuerzos se centren en una prevención cargada de valores, técnicas de autocontrol, aumento de autoestima… en resumen, dotar de herramientas para que esta fase sea lo menos problemática posible tanto para el adolescente como para su entorno.
Mariva
miércoles, 5 de noviembre de 2014
¿Cómo funciona la memoria?: 10 cosas que mucha gente no sabe
Todo el mundo ha experimentado la frustración de no ser capaz de recordar un hecho de la memoria. Podría ser el nombre de alguien, un dato histórico o dónde está aparcado el coche. De entrada parece evidente que los recuerdos van en decadencia con el tiempo, como la fruta fresca. Sin embargo, una investigación reciente no apoyaría este punto de vista. Muchos investigadores piensan que en realidad la memoria tiene una capacidad ilimitada, y los recuerdos nuevos no hace que los antiguos desaparezcan. En realidad, de alguna forma todo se almacena en nuestra mente, el problema es que si no los utilizamos o “practicamos” de alguna forma con dicho recuerdo, éste se vuelve más difícil de acceder. Esto significa que no es la memoria que desaparece, sino la capacidad de recuperarla.
La idea de que el olvido nos puede ayuda a aprender parece una total contradicción, pero debemos pensar en ello de la siguiente manera: imagínate se ha creado un cerebro que puede recordar siempre y además puede recordarlo todo. Cuando, llegado el caso, este cerebro increíble está tratando de recordar dónde estacionó el coche, traería de inmediato a la mente todos los aparcamientos que había visto en su vida, lo que le obligaría a tener que ordenar a través de la gran cantidad de información disponible. Todo esto conllevaría una carga de trabajo tremenda y muy costosa.
A lo largo del tiempo ha podido comprobarse que los recuerdos no se deterioran. El hecho es que, a pesar de que los recuerdos pueden ser menos accesibles, también pueden ser revividos.
Aunque es un elemento fundamental de la memoria, la idea de que recordar altera los recuerdos parece algo opuesto. ¿Cómo se puede recuperar una memoria cambiarla al mismo tiempo?
Todo el mundo debe haber experimentado esto alguna vez. A veces se nos ocurren cosas o tenemos la idea de hacer algo, y pensamos que no lo olvidaremos. Así que no nos molestamos escribirlo ni nada. Pero ¡sorpresa! a los diez minutos hemos olvidado aquello y nunca regresa.
Nos sentimos inteligentes cuando recordamos algo al instante y estúpidos cuando se necesitamos una eternidad. Pero en términos de aprendizaje, debemos sentir exactamente lo contrario. Cuando algo viene a la mente de forma rápida, es decir, no hacemos trabajo para pedir su devolución, no se produce el aprendizaje. Cuando tenemos que trabajar duro para traerlo a la conciencia, algo mágico sucede: aprendemos.
Si usted quiere aprender a jugar al tenis, ¿es mejor que pasar una semana aprendiendo a servir, la próxima semana el golpe de derecha, la semana después del revés, y así sucesivamente? ¿O hay que mezclarlo todo con servicios, potentes derechas y reveses todos los días?
El resultado práctico de estos hechos sobre la memoria, es que a menudo subestimamos la cantidad de control que tenemos sobre nuestra propia memoria.
A menudo se dice que una persona es la suma de sus recuerdos, que su experiencia es lo que la hace ser quien es. A pesar de esto, el funcionamiento de la memoria en general todavía se conoce poco, puesto que la memoria humana es mucho más complicada y peculiar que cualquier memoria que resida en un ordenador, tableta o teléfono.
A continuación te presentamos una breve guía de 10 puntos sobre la psicología de la memoria:
1. Memoria no decae

2. Olvidar ayuda a aprender

Pero obviamente, la única información relevante ahora es el aparcamiento más reciente. Y este hecho es habitualmente cierto para la mayoría de nuestros recuerdos. Los últimos acontecimientos son generalmente mucho más importantes que los que sucedieron hace mucho tiempo.
De modo que, para que este super-cerebro imaginario fuera más rápido y más útil en el mundo real, tendría que construir algún sistema para descontar el tiempo, información inútil, etc. De hecho, por supuesto, todos tenemos uno de estos super-cerebros, con un sistema de descuento muy particular: lo llamamos ‘olvidar’.
Es por eso que el olvido nos ayuda a aprender: como menos información poco relevante se vuelve accesible, mejor, y así nos podemos quedar con la información que es más importante para nuestra supervivencia diaria.
3. Recuerdos ‘perdidos’ se pueden recuperar de nuevo

hay personas que durante mucho tiempo han sido incapaces de recordar ciertas cosas o acontecimientos, pero que todavía estaban en su mente, esperando a ser despertados. Algunos experimentos han demostrado que la información que se ha convertido en algo inaccesible, todavía puede ser revivida. De hecho, así es como muchos re-aprendemos cosas con mucha más facilidad, porque de repente nuestra mente conecta con antiguos recuerdos que nos ayudan a aprender algo que de alguna forma, ya sabíamos.
Por este motivo se dice que nunca se olvida a montar una bicicleta, y no sólo se aplica a las habilidades motoras, también se aplica a los recuerdos.
4. Recordar altera los recuerdos

Parece ser que al recuperar algo de nuestra memoria, hacemos de forma inconsciente una comparación con otros recuerdos. Vamos a explicar esto a través de un ejemplo. Digamos que estamos recordando un cumpleaños de la infancia en particular, y nos viene a la memoria que nos regalaron una nave espacial de Lego. Cada vez que recordamos ese hecho, las otras cosas que sucedieron en nuestro cumpleaños ese día se vuelven más débiles en comparación.
Así pues, el proceso de recuperación es en realidad la construcción activa del pasado, o al menos las partes de su pasado que podemos recordar.
Se ha podido ver que los falsos recuerdos potencialmente pueden ser creados por este proceso de recordar falsamente el pasado. De hecho, los psicólogos han implantado experimentalmente falsos recuerdos a personas.
Esto plantea, entre otras cosas, la fascinante idea de que efectivamente nos creamos a nosotros mismos mediante la selección de recuerdos que evocamos.
5. Memoria es inestable
El hecho de que el simple acto de recuerdo cambia la memoria significa que es relativamente ésta es algo inestable. Pero la gente tiende a pensar que la memoria es relativamente estable: nos olvidamos de que hemos olvidado y creemos que no vamos a olvidar en el futuro lo que hoy nos está ocurriendo.
Lo que esto significa es que los estudiantes, en particular, subestiman cuánto esfuerzo será necesario para aprender el material que tienen para un examen de memoria. Y no son los únicos. Porque esto conduce al siguiente punto:
6. El sesgo de la previsión

Vemos lo mismo también en el laboratorio. En un estudio realizado por Koriat y Bjork (2005) algunas personas aprendieron pares de palabras como “lámpara de luz”, y luego se les pidió que valorasen cuán probable era que recordasen dichas palabras cuando vieran nuevamente la palabra “luz”. Todos, en un exceso de confianza, creyeron que lo iban a recordar sin problema. Pero cuando más adelante llegó el momento y vieron la palabra “luz”, a muchos les vino a la mente otras palabras como “bombilla”, “foco” o incluso “sombra” y la respuesta correcta no fue en realidad tan fácil de recordar como ellos predijeron.
7. Cuando recuerdo es fácil, el aprendizaje es bajo

Cuando los recuerdos de las personas se ponen a prueba, cuanto más trabajo han hecho para construir o reconstruir la memoria de destino, más fuerte es la memoria en el tiempo. Esto es porque las técnicas de aprendizaje adecuadas siempre implican un esfuerzo, un trabajo, porque sólo mirando a la información no es suficiente: el aprendizaje necesita recordar con esfuerzo.
8. El aprendizaje depende en gran medida del contexto
¿Alguna vez has notado que cuando se aprendemos algo en un contexto, como por ejemplo el aula del colegio, se hace difícil recordar cuando ese contexto cambia?
Esto se debe a que el aprendizaje depende en gran medida de cómo y dónde hacerlo: depende de quién está allí, lo que está a su alrededor y cómo se aprende.
Resulta que a largo plazo, las personas aprendemos mejor cuando la información se recoge de diferentes maneras o en diferentes contextos. Cuando el aprendizaje es altamente dependiente del contexto, no se transfiere bien y se olvida antes con los años.
9. Memoria, vuelve a cargar

Resulta que para la retención a largo plazo, los recuerdos se recuerdan más fácilmente si el aprendizaje se mezcla. Esto es tan cierto tanto para el aprendizaje motor, como el tenis, como lo es para la memoria declarativa, como aprender cuál es la capital de Venezuela (Caracas).
Aunque a veces al principio nos parecerá que esto es contraproducente, parece que a largo plazo este tipo de aprendizaje mix-and-match funciona mejor.
Una explicación de por qué esto funciona se llama la “hipótesis de la recarga”. Cada vez que cambiamos las tareas que tenemos que “recargar” la memoria. Este proceso de recarga fortalece el aprendizaje.
10. El aprendizaje está bajo nuestro control

Por ejemplo, la gente tiende a pensar que hay cosas que son, por su naturaleza, difíciles de aprender, por lo que se dan por vencidos rápidamente. Sin embargo, con las técnicas como el uso de diferentes contextos, el cambio entre tareas y reconstrucción de los recuerdos, todos podemos ayudar a impulsar la retención.
Las personas también tienden a pensar que el pasado es fijo y se ha ido, que no se puede cambiar. Pero la forma en que recordamos el pasado y pensar en ello puede llevar a cambiarlo. Recordando los recuerdos de distintas maneras nos puede ayudar reinterpretar el pasado, y por tanto, a reconstruir un camino para un camino diferente para el futuro. Numerosos estudios han demostrado que las personas pueden desplazar los recuerdos negativos dolorosos, centrándose en los más positivos (Levy y Anderson, 2008).
En definitiva, nuestra memoria no es tan mala como podríamos imaginar. Puede que no funcione siempre como desamos, pero eso es lo que hace que sea aún más fascinante para entender y experiencia.
martes, 4 de noviembre de 2014
¡QUIÉRETE MUCHO! 7 pasos para potenciar tu autoestima
LA AUTOESTIMA ES LA MANERA DE PERCIBIRNOS Y VALORARNOS
Dara Espinosa
Nos sentimos listos o tontos, capaces o incapaces, nos gustamos o no. Esta autovaloración es muy importante, dado que de ella dependen en gran parte la realización de nuestro potencial personal y nuestros logros en la vida.
De este modo, las personas que se sienten bien consigo mismas, que tienen una buena autoestima, son capaces de enfrentarse y resolver los retos y las responsabilidades que la vida plantea. Por el contrario, los que tienen una autoestima baja suelen autolimitarse.
¿CÓMO ACORTAR LA DISTANCIA ENTRE QUIEN SOY AHORA Y QUIEN QUIERO SER?
PASO 1: CONVERTIR LO NEGATIVO EN POSITIVO. Invierte todo lo que parezca malo o negativo. El lenguaje con el que pensamos y nos expresamos es importante.
“No puedo soportarlo”ó”Será doloroso, pero lo puedo afrontar”.
“Nada cambiará” ó “No tengo nada que perder por intentarlo”.
” No debo esperar demasiado” ó “Me esforzaré por mi sueño”.
PASO 2: NO GENERALIZAR LAS EXPERIENCIAS NEGATIVAS. reponerse ante las perdidas decepciones y malas experiencias para reilusionarse y asumir riesgos en vez de guiarnos por nuestros miedos.
PASO 3: CENTRARSE EN LO POSITIVO. «Aquello en lo que se deposita la atención tiende a agrandarse». Estemos más atento a todo lo que hacemos bien cada día y también observemos nuestras virtudes y capacidades.
PASO 4: NO COMPARARSE. No idealizar la vida de los demás ni olvidar que cada cual parte de un camino diferente y con unas situaciones diferentes. Todos tenemos cualidades y defectos. Nadie es perfecto y nadie es mejor que tú.
PASO 5: CONFIAR EN NOSOTROS MISMOS. Tener fé, darnos segundas oportunidades y darnos ánimo en los momentos difíciles o ante los retos. Actuar de acuerdo a lo que pensamos y a nuestros valores con o sin la aprobación de los demás (estando dispuestos a responsabilizarnos de nuestras decisiones).
PASO 6 :ACEPTARNOS A NOSOTROS MISMOS. Entender cómo somos sin juzgarnos, intentando mejorar pero consientes de nuestras defectos y virtudes, miedos y anhelos, experiencias y carencias. Somos ante todo personas importantes y valiosas.
PASO 7: ESFORZARNOS PARA MEJORAR. Tratar de esforzarnos por conseguir superarnos, por aprender y estar dispuestos al cambio.
TAREA PARA CASA
Un ejercicio muy interesante que podemos utilizar para saber DONDE ESTAMOS, QUÉ QUEREMOS CAMBIAR o darnos cuenta y ser conscientes de nuestros OBJETIVOS es la estrella de la vida.
Consiste en dibujar una estrella de 8 puntas, cada punta representa un aspecto de nuestra vida que debemos rellenar. Hazlo despacio y pensando, no hace falta escribir mucho pero lo que escribas que sea desde la sinceridad, cada punta de esa estrella representa una cosa:
Dara Espinosa
Nos sentimos listos o tontos, capaces o incapaces, nos gustamos o no. Esta autovaloración es muy importante, dado que de ella dependen en gran parte la realización de nuestro potencial personal y nuestros logros en la vida.
De este modo, las personas que se sienten bien consigo mismas, que tienen una buena autoestima, son capaces de enfrentarse y resolver los retos y las responsabilidades que la vida plantea. Por el contrario, los que tienen una autoestima baja suelen autolimitarse.
¿CÓMO ACORTAR LA DISTANCIA ENTRE QUIEN SOY AHORA Y QUIEN QUIERO SER?
PASO 1: CONVERTIR LO NEGATIVO EN POSITIVO. Invierte todo lo que parezca malo o negativo. El lenguaje con el que pensamos y nos expresamos es importante.
“No puedo soportarlo”ó”Será doloroso, pero lo puedo afrontar”.
“Nada cambiará” ó “No tengo nada que perder por intentarlo”.
” No debo esperar demasiado” ó “Me esforzaré por mi sueño”.
PASO 2: NO GENERALIZAR LAS EXPERIENCIAS NEGATIVAS. reponerse ante las perdidas decepciones y malas experiencias para reilusionarse y asumir riesgos en vez de guiarnos por nuestros miedos.
PASO 3: CENTRARSE EN LO POSITIVO. «Aquello en lo que se deposita la atención tiende a agrandarse». Estemos más atento a todo lo que hacemos bien cada día y también observemos nuestras virtudes y capacidades.
PASO 4: NO COMPARARSE. No idealizar la vida de los demás ni olvidar que cada cual parte de un camino diferente y con unas situaciones diferentes. Todos tenemos cualidades y defectos. Nadie es perfecto y nadie es mejor que tú.
PASO 5: CONFIAR EN NOSOTROS MISMOS. Tener fé, darnos segundas oportunidades y darnos ánimo en los momentos difíciles o ante los retos. Actuar de acuerdo a lo que pensamos y a nuestros valores con o sin la aprobación de los demás (estando dispuestos a responsabilizarnos de nuestras decisiones).
PASO 6 :ACEPTARNOS A NOSOTROS MISMOS. Entender cómo somos sin juzgarnos, intentando mejorar pero consientes de nuestras defectos y virtudes, miedos y anhelos, experiencias y carencias. Somos ante todo personas importantes y valiosas.
PASO 7: ESFORZARNOS PARA MEJORAR. Tratar de esforzarnos por conseguir superarnos, por aprender y estar dispuestos al cambio.
TAREA PARA CASA
Un ejercicio muy interesante que podemos utilizar para saber DONDE ESTAMOS, QUÉ QUEREMOS CAMBIAR o darnos cuenta y ser conscientes de nuestros OBJETIVOS es la estrella de la vida.
Consiste en dibujar una estrella de 8 puntas, cada punta representa un aspecto de nuestra vida que debemos rellenar. Hazlo despacio y pensando, no hace falta escribir mucho pero lo que escribas que sea desde la sinceridad, cada punta de esa estrella representa una cosa:
- - Las metas que tienes en la vida
- - Las motivaciones por las que actúas o haces algo
- - Las experiencias que más han marcado tu vida
- - Los fracasos más notorios de tu vida
- - Los éxitos más importantes de tu vida
- - Los miedos más grandes que tienes en la vida
- - Los mejores aliados que tienes en la vida
- - Las dificultades más grandes que tienes en la vida
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